Sinopsis: Hinata se siente sola ahora que sus hijos van a entrenar y a misiones. Así que decide ir a visitar a su esposo a la oficina tratando de tener un poco de compañía.
Naruto está muy estresado en la oficina. Solo quiere un poco de paz en su mente cuando recibe la visita de su esposa.
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Caminó por las calles de Konoha. Esa mañana era muy agradable. A pesar de que estaba el sol en lo alto se acercaba el invierno y había una brisa algo helada. Amaba esa época de invierno.
Navidad, regalos y las sonrisas de sus hijos.
Sin darse cuenta ya estaba frente a la torre Hokage. Suspiró pesadamente y se dirigió hasta lo más alto del edificio.
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Naruto se encontraba en la oficina mirando tanto papeleo en su escritorio de nuevo. Se sentía tan frustrado. La noche anterior se había esforzado tanto por acabar todos sus pendientes y ahora en la mañana de nuevo estaba lleno con documentos.
¡Quería al menos un día de descanso!
―Lo lamento― dijo Shikamaru.
Naruto se recostó en el respaldo de su silla y cerró los ojos tratando de respirar para tranquilizarse.
Cuando escuchó unos débiles golpes en la puerta.
¿Quién sería, acaso más papeleo?
―Pase― ordenó el rubio.
Y entonces no fue más papeleo, sino su esposa.
―Hinata...― se levantó de su asiento y se dirigió hacia ella.
―Buenos días Shikamaru kun, Hokage Sama.
El Nara la saludó con la mano.
―Hinata no me llames así― dijo su esposo en tono divertido.
―Bueno es que estamos en la oficina del Hokage.
―Soy tu esposo aquí y en todos lados.
Al oír eso la mujer se sonrojó por completo. Mientras su esposo le sonreía mostrando todos los dientes.
Shikamaru al sentir toda esa atmósfera que rodeaba al matrimonio decidió salir y dejarlos solos.
―Pórtense bien.
Naruto y Hinata ignoraron por completo el comentario de Shikamaru. Estaban concentrados en mirarse el uno al otro.
―Bueno Hinata ¿Qué te trae por aquí?
―Como ya sabes Boruto y Kawaki han estado entrenando todo este tiempo lejos de aquí. Y Himawari además de entrenar tanto conmigo con mi padre y Hanabi. Ahora también ha empezado a ir a misiones.
Después de decir eso sintió una opresión en su corazón que le impedía continuar hablando.
Su esposo se acercó y la tomó cariñosamente de los hombros. Ella levantó la cara para mirarlo.
