Almuerzo II

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A la mañana siguiente, Hinata preparaba el desayuno.

Con pasos lentos Naruto se dirigió a la cocina y la abrazó por la espalda. Su esposo parece que nunca tiene suficiente de ella. Hinata se sonrojó y sonrió mientras Naruto continuaba abrazándola. —Buenos días —le dijo, con una sonrisa.

Él esó la mejilla de su esposa y le susurró al oído —Buenos días, mi amor. ¿Qué hay para desayunar?

Se giró y lo miró con una sonrisa juguetona. —Ya está todo servido, mira —le dijo.

La mirada de Naruto se iluminó al ver tanta comida deliciosa y la abrazó con más fuerza. —Gracias cariño —exclamó.

Pero ella lo empujó suavemente. —Vamos, come antes de que se enfríe —le dijo.

Naruto se sentó a la mesa y comenzó a comer, mientras Hinata se sentaba a su lado y lo miraba con una sonrisa. Era un momento tranquilo y feliz, solo para ellos dos. Luego le preguntó si ese día también le llevaría el almuerzo en la Torre Hokage.

—Cariño, no puedes tener suerte dos días seguidos.

—¿Cómo?

—Ni lo sueñes, Naruto. No quiero otra escena vergonzosa en la Torre Hokage —Con la última vez fue suficiente. Se sonrojó un poco recordando lo que había pasado.

—Ah, Hinata, no seas así. Solo quiero mi almuerzo favorito, tus besos.

Pero Hinata no iba a ceder tan fácil, cruzó los brazos y lo miró con una expresión juguetona. —Hoy no te llevo nada.

Se hizo el ofendido y se levantó de la mesa. —Bien, no te preocupes por mí. Me moriré de hambre.

Lo abrazó por la espalda, tratando de evitar una pelea. —No te morirás de hambre, Naruto. Pero yo si podría morir de vergüenza con otra escena así, te preparo el almuerzo y tú lo llevas, fin —le besó la mejilla a su esposo.

Ese día se dió por vencido. — Está bien, está bien —Asintió y siguió comiendo, mientras Hinata se levantaba a preparar su almuerzo. Naruto no podía dejar de mirarla, admirando su belleza y su dedicación. Se sentía afortunado de tenerla como esposa y compañera de vida. Ella terminó y le dejó el bentou en la mesa.

—Aquí tienes Naruto.

—Tal vez hoy no, pero estoy seguro de que puedo convencerte más adelante —le dijo, con una mirada seductora y sonriendo triunfante.

La expresión en el rostro de Hinata era lo más divertido que había visto su esposo, ella se sonrojó aún más y lo miró tratando de parecer sería. —No te creas tan seguro, Naruto. No voy a caer en tus trucos otra vez.

No pudo evitar acercarse a ella y la abrazó. —Vamos, Hinata. Solo me llevas el almuerzo y me acompañas un rato. No te voy a besar en la Torre Hokage... esta vez —le susurró al oído.

Definitivamente no quería repetir nada de eso y lo empujó suavemente. —No voy a cambiar de opinión.

Se alejó, sabiendo que la batalla no estaba perdida. —Tal parece que no conoces a tu esposo, el que nunca se rinde. Sabes Hinata, tengo muchos planes para nosotros en la oficina.

Incrédula trataba de darle réplica  —Naruto, no puedes estar hablando en serio —le dijo, con una voz apenas audible.

—¿Por qué no? Somos esposos, Hinata. Y la oficina es un lugar perfecto para... “reuniones”

Solo pudo sacudir la cabeza ante las atrevidas peticiones de su esposo.

—Vamos, Hinata. No te preocupes. Será un secreto entre los dos —le susurró al oído, haciendo que Hinata se estremeciera de vergüenza y placer.

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⏰ Última actualización: Oct 15 ⏰

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