Capítulo 3

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Eleena

Hoy sábado tengo la entrega de suministros. Estoy buscando mi tarjeta de habitación, "juraría que la dejé en la mesita de noche" pensé mientras abría unos cajones del armario. Mi habitación no era gran cosa, solo es para cuando tengo que pasar unos días en la sede. Es espaciosa, con una cama de matrimonio-me muevo mucho cuando duermo-, un armario empotrado en la pared y unos cuantos muebles, los colores no son nada llamativos, negro y blanco, me gusta.

Seguía buscando la tarjeta de la habitación hasta que alguien tocó mi puerta, cogí mi máscara y fui a ver quien era, pero al momento de abrir me arrepentí.

-Oh Bam, eres tú-le dije dulcemente con una sonrisa, hasta que cambié mi rostro a uno de molestia- ¿Qué quieres?-pregunté directa-No tengo tiempo de tonterías si es a lo que has venido-de lo poco que le he visto, ya me cae mal, y de lo que escuché sobre él, no creo que sea muy maduro.

-Tranquila gatita-me dijo mientras me acariciaba la cabeza y sonreía burlonamente, como si fuese yo aquí su gato.

-¿Cómo me llamaste? y ¿por qué me estás acariciando la cabeza?-pregunté mientras apartaba de un manotazo su mano-.

-Bueno tampoco para ponerse así, escuché a alguien maldiciendo un poquito alto porque no encontraba su tarjetita-mencionó riéndose-. No será esta la tuya ¿verdad?-y seguidamente sacó de su bolsillo mi tarjeta.

-¿Me espiabas? Pero en fin, sí, es la mía, pero qué hacías con mi tarjeta, si se puede saber?-estaba empezando a perder la paciencia.

-Se te cayó ayer después de la reunión y la recogí-dijo mientras ponía cara de ofendido-¿creías que te la había robado? ¿Yo? ¡¿A la grandiosa KoKu?! Imposible-habló exagerando cada palabra mientras hacía movimientos extraños.

-De acuerdo, y ¿quieres que te dé las gracias?-le miré algo cansada de tanta conversación.

-Sería algo bastante educado-dijo poniendo pose de mayordomo.

-Se ha equivocado de persona-le sonreí forzadamente y seguido de esto cerré la puerta dejándolo con su pose extraña en el pasillo.

Me quité la máscara para poder cambiarme a lo que yo llamo uniforme. Consta de una sudadera y chándal holgados y zapatillas de deporte, todo negro para que por la noche no llame la atención. También llevo una fina capa de plástico y unos guantes que no cubren los dedos, quedan bien y no deja huellas. Mi pelo al no ser largo no me lo recojo, pero me pongo la capucha, que más la máscara no se me ve a penas. Por último un cinturón donde se dejan pequeñas navajas, una pistola y lo más importante y por lo que me caracterizo... cadenas.

Una vez lista cogí la bolsa de deporte con los apuntes y los suministros, dando un último vistazo a mi habitación viendo que no me dejé nada, salí en dirección hacia a la mano derecha del jefe... Ura.

🎭

Entré en el edificio, subí a la 3ª planta, segunda puerta a la derecha. Me coloqué delante de la puerta a punto de golpear, pero por el rabillo del ojo vi a cierto encapuchado con una máscara que todavía no se cual animal es, nervioso frente la puerta de Archigos. Me limité a observarlo en silencio hasta que escuché como decían "adelante" en el despacho y seguidamente él entró. Preferí no hacerle caso y golpeé la puerta recibiendo un "pasa" desde el otro lado.

-Oh Kusari, que gusto volver a verte-me dice Ura al verme entrar por la puerta con su característica sonrisa tranquila.

Ella es joven, no más de 30. Tiene el pelo castaño, largo y liso, tanto que le llega hasta las caderas. Es de estatura media, pero le gusta llevar tacones para parecer más alta, aunque ahora no se note porque está sentada.

ENTRE NUESTRAS MÁSCARASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora