CAPITULO 3 - UN PASADO QUE PERSIGUE

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CAPITULO 3 - UN PASADO QUE PERSIGUE

POR YIBO

No podía creerlo, tenía la boca abierta de par en par, esto era imposible, no entendía nada, ¿cómo era esa mujer tutor de aquel chico? Si era una pesadilla quería despertar en ese mismo instante.

Ella me observaba en silencio asombrada y yo no estaba en mejores condiciones, la miraba con sorpresa y un sabor amargo en la boca.

–Señora él es el médico que encontramos– Dijo una de las azafatas.

–Ella es la tutora– Dijo otra mirándome.

Pasé saliva nuevamente y me aclaré la garganta que la sentía seca como un desierto –No soy médico– dije mirándola con indiferencia y rencor –Estudié hasta tercer año de medicina pero fui expulsado– Mi voz tenía un tono de reproche y no dejé de verla ni un instante mientras hacía esta afirmación, ella solo seguía en shock mirándome sin creerse que yo estaba al frente.

Sentía un nudo en la garganta, pasé saliva varias veces y parpadee en repetidas ocasiones para no ahogarme en el llanto que sentía subir a mis ojos, me levante haciendo todo el esfuerzo para que no se notara el temblor que había invadido mi cuerpo.

–Si no confía en mí, me voy– dije en casi un susurro, le di la espalda y estaba dispuesto a irme cuando ella habló.

–No por favor, debe revisarlo.

– ¿Cuál es su relación con el paciente? – Voltee a verla, no sé qué quería conseguir haciendo esas preguntas, ni si quiera pensé en preguntar algo, tampoco quería saber... sin embargo antes de pensar, las palabras ya habían salido de mi boca.

–Mi hijo... él es mi hijo... Aunque no sea su madre biológica, e-es hijo de mi e-esposo – tartamudeo.

No podía creer lo que acababa de escuchar, tenía la boca abierta como signo de sorpresa y las lágrimas se avecinaban más y más, pasé saliva nuevamente y sentí un calor que me recorría el cuerpo. Comencé a sudar, pero mayor fue mi sorpresa cuando escuché la voz de un niño decir "omma", en ese momento ella se giró hacia él y le mimo.

Yo me sentía al borde de un abismo, no sabía porque, pero sentía como se desgarraba mi alma por dentro, se suponía que yo la odiaba, pero en vez de eso sentía como un dolor inmenso se posaba sobre mi corazón. Quería salir corriendo y llorar, era lo único en lo que pensaba. No entendía como podía aún dolerme el que ella estuviese casada y con hijos. Después de tantos años y el dolor seguía palpable, me reía de mi mismo por dentro ¿Qué había hecho en otra vida para tener que soportar todo esto en esta vida?

¿Acaso aún la amaba?

Veía todo nublado y aún no podía salir de mi confusión y asombro, comencé a mover la cabeza de un lado a otro en señal de negación, cuando una de las azafatas habló.

–Su presión sanguínea está bajando– dijo nerviosa.

Miré al piso, el hermoso chico inconsciente no tenía nada que ver, no podía dejarlo morir, resignado respiré profundamente y me arrodillé al lado del chico, las gotas de sudor bajaban por mi frente hasta llegar a mi quijada cayendo a mi camisa negra.

– ¿Cuánto tiempo hay para aterrizar? – pregunté

–Hicimos una llamada de emergencia, pero no podremos aterrizar antes de 30 minutos. – Dijo la azafata. Tomé una botella de alcohol y lavé mis manos.

–Tiene un shock circulatorio, si presionan su corazón o pecho podría morir rápidamente. – Tomé una jeringa y la abrí. –Solo puedo eliminar el aire que tiene en los pulmones para ganar tiempo– dije, mientras le inyectaba la jeringa en el pecho y sacaba el aire.

HOMBRE INOCENTE - ADAPTACION YIZHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora