En esta historia veremos las reacciones de diversos personajes de películas, videojuegos, anime, comics, novelas y muchos otros más ya sean personajes de ficción antiguos o modernos, de populares o no tan conocidos; a diferentes universos ya sea cre...
Hola a todos ¿Como están? De seguro están mucho mejor de lo que yo estoy actualmente. Ya ha pasado varias semanas desde el anuncio que di y con respecto a ese anuncio, bueno, con el titulo ya adivinarán de que se trataba. Mi dulce, mi amado, mi gran abuelo Marcos Córdova murió debido a una combinación de 3 males: Covid, Neumonía y E.P.O.C sumado al hecho de que sus pulmones estaban en un estado realmente deplorable debido a décadas de fumar lo que eventualmente lo condujo a su inevitable fin.
El abuelo Marcos fue un gran hombre y un muy buen ejemplo de ser humano. Siempre fue muy honrado y trabajador. Incluso a pesar de tener más de 81 años seguía trabajando reparando televisores y cualquier aparato mecánico o incluso electrónico (aunque no sabía mucho de computación). Fue un buen padre y esposo pues seguía casado con mi abuela Sara la cual sigue viva todavía (más o menos 50 años de casados). Pero lo más importante era que fue una gran persona siendo muy gentil y amable conmigo, más de lo que mi propios padres o hermano de sangre lo fueron, él siempre me ayudaba y apoyaba en todo lo que podía e incluso era él único con el que podría entablar una conversación pacífica sobre religión (aunque tenía ciertos puntos de vista diferentes al mío); siempre me daba café a escondidas y yo le daba parte del pan y comida que recibía de mi padre, le ayudaba en su taller de vez en cuando; recuerdo la época en la cual enfermo gravemente y no podía ver por lo que tuve le daba su medicamento en forma de gotas para sus ojos estando a su lado en su cama durante meses y las veces en que me daba consejos o me reparaba mis juguetes o mis sandalias cuando ya estaban muy dañadas y hasta incluso me ayudaba en ciertos asuntos familiares. Su muerte fue algo en parte inesperado ya que se suponía que le iban a dar de alta el mismo día en que fui a visitarlo en el hospital. Nuestro encuentro fue de lo más triste ya que estaba postrado en su cama con varias aparatos para mantenerlo con vida y su piel estaba pálida; mientras que lloraba a montones como no lo hacia en años por ver su deplorable estado, mis suplicas fueron lo suficientemente fuertes como para que la enfermera me permitiría acercarme a él. Además ¡JAMÁS OLVIDARÉ SUS ÚLTIMAS PALABRAS! Al menos las que yo oí:
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Abuelo: He he he, no te preocupes, que en cuanto salga de aquí tu y yo nos tomaremos un refresco para celebrar. Lo prometo.
Autor: ¡¿En serio abuelo?! ¡Está bien, te esperaré!
