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La lluvia se dosplomaba por los cielos, la brisa era más fuerte de lo normal. Mientras que dos demonios estaban presentes en la sala con total silencio, hasta que uno por fin dió la primera palabra.
-Akaza, ya lo encontraste?- habló el mayor con una aura inmente.
- Aún no señor, pero escuché que una investigadora encontró un lirio extraño - habló inclinado el menor con total respeto al que estaba presente.
- ¿Una investigadora? Y ¿Por qué no la has matado para tráemelo?- Dijo con una vena sobresaliente de su rostro, hablando con molestia.
- Aún no se su ubicación, solo lo escuché por los aldianos mientras estaba en la búsqueda, señor - añadió Akaza mirando hacia abajo, para no tener contacto visual con aquel ser que denominaba tanto temor.
- Acaso ¿Tendré que ocuparme de ella con mis propias manos?, es patético que mi subordinado no pueda hacer una simple tarea - con molestia el mayor permitió que Akaza se retirará y así lo hizo el menor.
- Solo es cuestión de tiempo para tenerte en mis manos - sus labios se torcieron en una sonrisa
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Observaba la lluvia caer y la brisa desmorotar mi cabello, era una sensación que me relajaba bastante.
era unas de esas pocos personas que amaba la lluvia y el frío.
Caminé hacia la lluvia para detenerme en está, haciendo que empapará todo mi cuerpo, solo mantenía mis ojos cerrados para enfocarme en el sonido de la lluvia caer a mí alrededor, hasta que oí un sonido extraño proveniente del bosque, decidí regresar a mí hogar y alejarme de cualquier cosa peligrosa que haya ahí.
Al entrar a mí hogar y cercarme de la lluvia, observé el Lirio azul que había recogido en mi última investigación. Lo tomé para verlo más de cerca y era realmente hermoso, no sería raro que alguien deseará poseer tal belleza.
Sonreí ante eso para guárdalas en un cajón.
está flor quizás sea un símbolo de buena suerte, esperemos que así sea.
