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12 de noviembre/ 2019 | El día que inició nuestra relación.

"Si te gusta, debes declararte, nada haces si solo la miras de lejos y cruzan solo unas cuantas palabras" pensaba un chico de catorce años mientras caminaba por los pasillos de la academia, poco a poco este quedando vacío debido a la hora donde todas las clases terminaban, perdiéndose únicamente en esas palabras que su hermano mayor le había comentado con mucho pesar y lástima al percibir que su gemelo menor se lastimaba con ese anhelo de tener algo con aquella jovencita de cortos cabellos pelirrojos y mirada tan azul como el océano, la cual pertenecía a diferente clase, pero debido a sus pequeños encuentro en los pasillos de la academia, esa pequeña chica quien mayormente también era acompañada por una sempai, había logrado poner de cabeza la vida de Yugi Tsukasa.

-¿Nanamine-sempai, se encuentra Yumiko-chan...? -cuestiono, saliendo de sus pensamientos al ver que debido a eso que rondaba en su mente había logrado al fin la valentía de pedirle salir a Yumiko (Nombre), llegando al club de radió donde la pelirroja pasaba su tiempo libre después de clases y para mayor sorpresa actuando maduro una vez en su vida.

Nanamine Sakura, una chica de apariencia fina, considerada como una muñeca viva debido a su belleza, se encontraba sentada revisando detalles sobre la programación del siguiente día, pero al ver en la entrada a su club, sus ojos de apariencia adormilados que expresaban mayormente serenidad, de inmediato mostraron sorpresa al ver la figura del menor de primer año.

-Es raro no verte gritando, Tsukasa-kun, por lo menos saluda al entrar... -suspiro con decepción la de hebras verdes, siguiendo con su trabajo.-. Ella está en la azotea. -musito en respuesta a la pregunta hecha segundo atrás, aunque con una pizca de curiosidad del saber porque sonaba un poco ansioso, pese a que por fin la había tratado con respeto, pero decidió no cuestionar nada y seguir con su trabajo, sintiendo una corazonada de que presentía que al fin ese chico daría el paso.

Tsukasa sonrió mostrando aquello característicos colmillos que portaban su sonrisa, aunque de repente se sintió nervioso, sobre todo al visualizar como la de hebras verdes volvió a dejar de lado su trabajo para mirar con severidad al menor. Nanamine Sakura no se equivocaba con su presentimiento.

-Espero y no la lastimes, porque sabes que toda tu reputación se irá al retrete. -advirtió, sus palabras eran duras, pero su voz había salido fría, mostrando que esa niña pese a ser su asistente, también era una buena kohai para ella.

-Como...

-No somos el club del periódico, pero sabemos chisme que los misterios dicen... -sonrio un poco al ver como aquel chico mayormente conocido por sus travesuras mostraba un lado vulnerable si se trataba del amor, Tsukasa permanecía sonrojado. -. Ella es bien despistada, a si que no sabe, te pido que la cuides.

El menor únicamente volvió a sonreír, sonrojado hasta las orejas, pero eso no quitaba la felicidad, sentía de cierta forma que Nanamine daba sus bendiciones a su manera, aunque no de una manera explícita.

Carnívoro | Yugi TsukasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora