Prólogo

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Algunas veces, cuando das por sentada la estabilidad emocional en tu vida, el destino llega y te patea tan fuerte en el estómago para demostrarte que no puedes confiar en él, que la vida gira y gira y en esas Miles de vueltas puedes mantenerte siempre arriba pero que en algún momento tendrás que caer, y justo ahí, cuando caes y te das cuenta que lo has perdido todo, comprendes el porque suceden las cosas.

-¿Aun te duele?- me preguntó sin mover la vista del camino, intentando mantener el cuidado con el traslado y con el rumbo que tomaba nuestra conversación

-Estas de broma, ¿no?- suspiré al ver que su cara reflejaba una concentración y cuidado en las palabras que a continuación me soltaría

-nunca había visto algo así, no me mal interpretes- se disculpó -pero nunca creí que dos personas que se aman con tal intensidad, llegarán a joderse tanto- su voz se fue apagando hasta quedar en un leve susurro

-yo tampoco lo creí- dije tras apagar el cigarrillo que se encontraba en mis manos, y dejarlo ir por la ventanilla del auto

En mi mente estaba rememorando los últimos acontecimientos, los últimos malditos meses en los cuales, no me encontraba seguro de hasta en que punto de mi vida me encontraba, era difícil, definir el miedo al liberar tus sensaciones y sentimientos, era difícil afrontar la realidad, justo como el aire gélido que golpea contra los cristales la verdad llega y azota en la cara.

-Sabes, siempre podrás contar conmigo, cuando necesites hablarlo, o si simplemente necesitas compañía, sabes que yo soy tu mejor amigo y que sobre todo, estoy aquí para ti, sin importar nada- suspiro

Me gire para observarlo, ese amigo que en su cara se reflejaba que este se encontraba frustrado, cansado de lidiar con el tira y afloja de estos meses, era la cara de aquel chico que sin duda alguna, cargaba con el peso de no saber cómo apoyar a quien por más de 10 años lo protegiera y apoyará, y fue entonces cuando la verdad cayó como un edificio que se desploma sobre sus pies.

-Esto, Leo, gracias hermano, pero la eh liado hasta no poder más, no tengo cabeza para nada...- y esto era verdad, mi cabeza estaba por explotar, nunca se sabe cómo se tiene que afrontar la vida hasta que das un breve descanso. -¿Podrías dejarme simplemente en mi departamento?- pregunté mientras cerraba los ojos tratando de dejar mi mente en blanco

-Como lo quieras Travis, solo nunca dejes en saco roto mi oferta- suspiro tras comprender que no estaría llegando a ningún lugar si seguía con la conversación

Y como si él supiera que lo único que buscaba era desconectar mi cabeza de mi caótico mundo continuamos el trayecto en silencio, buscando ambos salir de forma rápida de aquella situación que nos asfixiaba, no solo a nosotros, mi mente no paraba de reponer y ser consciente hasta que grado la había liado, cuánto daño le habría generado a ella y sobre todo en que posición dejaba ahora la relación de mi mejor amigo, con esa enigmante chica que de tan solo haber puesto su mirada sobre la mía ya había puesto mi mundo de cabeza. Desde su primera mirada lo supe, mi cerebro prendió una jodida alarma de sensibilidad ante ella y me lo eh pasado por el arco del triunfo para acabar de esta forma, mentalmente me encuentro agotado, sin embargo, no eh tenido que  pedirle a alguien más que lo jodiera, puesto que yo solo lo eh cagado, y de la peor manera.

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