CAPITULO 9✓

916 68 0
                                    

— Traiganlo —. Hizo un ademán con sus manos

Fruncí el ceño confundida al ver cómo entraba André.

— ¿Que está sucediendo? —. Pregunté

— Dile André —. Él italiano frente a mi me miraba con burla y ganancia

— ¿Decirme que? —. Volví a preguntar

Mire a André esperando una respuesta, observé como movía sus dedos con nerviosismo.

— Te vendí —. Sus palabras fueron casi un susurró pero pude captarlas al instante

— ¿De que me estás hablando? —. Mi respiración se aceleró

No podía creer que me estuviera traicionando ¿Por qué lo hacía?

— Bastián me ofreció una gran cantidad de dinero para que tú estuvieras con él —. Desvió su mirada de la mía

— ¡Eres un hijo de puta traidor! —. Quise acercame pero la mano de Bastián me detuvo

— ¡Suéltame! —. Salí bruscamente de su agarre

— ¿Y tú hija? ¿No piensas que voy a vivir un infierno con él? Maldito traidor —. Grite con rabia

La risa malévola de Bastián llamo mi atención, y es que sonaba con tanta satisfacción que lo repudiaba cada vez más.

— ¿De que te ríes imbécil? —. Lo mire con odio

Cuando escucho que le dije imbécil su risa de apagó de inmediato.

— ¡Cuida como me hablas! —. Me tomo con fuerza del mentón

— ¡Déjame! —. Me aleje de él

— Todo fue mentira diabla, jamás he tenido hijos —. Las palabras de André me cayeron como un balde de agua fría

Observe como los dos guardaespaldas frente a mi se acercaban, quise huir, quise correr pero fue demasiado tarde.

Me tomaron de cada extremo de mis manos y me jalaron a la salida.

— ¡Sueltenme! —. Grite queriendo salir de su agarre

— ¡Ivy! —. Grite el nombre de mi amiga, pero al girar un poco mi cabeza me di cuenta de que ella seguia escondida y que él maldito del italiano la dominaba con tan solo la mirada

— ¡Eres un maldito! —. Grite al pasar aún lado de André

— ¡Perdóname diabla! —. Me miró con angustia

— ¡Te vas a arrepentir te lo juro! —. Fue la última amenaza que pude decir porqué ya me habían sacado de mi apartamento

(...)

— ¡Sueltenme! —. Salí del agarré de los guardaespaldas, me metieron en una habitación muy lujosa

Observé como detrás de ellos venía él italiano, una sonrisa adornaba su rostro por completo, podía sentir como toda la maldita habitación olía a él.

— ¿Y que piensas hacer conmigo? —. Pregunté mientras cruzaba mis brazos

— No lo sé aún —. Sus facciones pasaron a unas pensativas

— No sé si violarte, morderte, golpearte, jugar con tu cuerpo —. Sus palabras ocasionaron un escalofrio por todo mi cuerpo

— O mejor aún, todas juntas —. Sus ojos me miraron con deseo

— ¡Eres un maldito enfermo! —. Relami mis labios nerviosa

— ¿Por cuánto me vendió el hijo de puta de André? ¿Cuánto vali? ¡Dime maldito sea! —. Grite esperando su respuesta

Me observaba con cautela, sabía que estaba perdiendo la cordura, coloco sus manos en sus caderas pensando.

— Mucho, no quería ceder, me costaste demasiado —. Sus palabras me hicieron llenar aún más de rabia

— ¿Y entonces solo me quieres para follar? —. Pregunte, sabía que mi única arma para salir de las garras del italiano era mi juego de seducción

— Ay diabla, no sabes que quiero hacerte en realidad —. Suspiro

— Los rusos no tenemos moral, ni opciones, me acostaría con usted por la causa ¿Que le parece eso? —. Una sonrisa malévola se formo en mis labios

Sabía que él italiano frente a mi era difícil de seducir, pero ningún hombre me dice que no y él no será la excepción.

— ¿Y cuál se supone que es la causa señorita Ivanov? —. Pregunto

Me quedé callada por un par de segundos, no sabía que responder, de nuevo este maldito juego de palabras.

— La causa es mi libertad —. Baje la mirada

Una risa maléfica se apoderó por completo de la habitación, eso me hizo levantar la mirada.

— ¿Que le parece tan gracioso? —. Pregunté con molestia

— Es irónico lo que usted me dice —. Sus ojos me miraban con burla

— ¿Por qué? —. Fruncí el ceño

— Porqué usted es un demonio disfrazado de angel, las mujeres y los hombres prefieren que la tenga raptada a qué ande libre por la calle —. Sus palabras me sacaron de lugar

— Su maldad es pura, cada paso que da es dañar a alguien en su camino, cada mirada, cada sonrisa, y peor aún si alguien está en su mira —.

— Por eso es lo mejor es tenerla mil veces raptada a qué siga dañando —. Sus palabras me pusieron a pensar

— Eres una mujer despiadada, llena de maldad, soberbia, vanidosa, avara, lujuriosa —. Lo peor de todo es que me describía tan bien que eso me hacía enfurecer

— Es la maldita costumbre de buscar angeles en el infierno —. Escupí con rabia

— Eso es lo que es este maldito mundo —. Golpé los costados de mis piernas

— Es un maldito infierno y quieren que todos seamos unos ángeles, por favor —. Sus ojos me miraron con sorpresa

— Eso es lo que nos excita a los humanos, no podemos ser fieles a lo bueno, por eso cuando me ven caen rendidos a mi, porqué soy esa maldita maldad pura, esa que los hace correrse y temblar por mi —. Mi soberbia se hacía presente en mi cuerpo

— Tienes razón diabla —. Bajo la mirada pensando

— Solo que tú los haces vivir una mentira y después los regresas a la realidad —. Escupío con rabia, pude escuchar molestia en su voz

— Él que vive de ilusiones, muere de realidades —. Sonreí con orgullo

Eso era yo, una maldita ilusión que los elevaba y después lo baja de golpe a la realidad.

LA DIABLA (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora