Capítulo VI

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"Another party's over
And I'm left cold sober
My baby left me for somebody new"

    Las excepcionales notas vocales de tipo barítono se incrustaban placenteramente en mis tímpanos. Sin duda alguna, Freddie Mercury es una de las mejores voces del rock.

    Mi disco favorito (y el único que poseo) se reproducía en un tocadiscos que, de pura casualidad, encontré entre la basura del edificio. Curioso, ¿no?

    Me tomé toda una tarde para limpiar nuestro departamento. Tuve mucha suerte de encontrar la vieja habitación de un conserje; sus escobas y detergentes fueron de gran ayuda.

    Por otra parte, Gregory ha estado más tranquilo. El emplasto cumplió con su función de disminuir la inflamación, sería un procedimiento lento pero efectivo si se realizaba de la manera correcta. Agradezco eso, ya no tengo que verlo llorar de dolor, y aquello me quitaba un gran peso de encima.

    Pero siendo sincero, la parte complicada fue mantenerme al cien. ¡Nadie mas que él podía ayudarme en eso! Lo discutimos por horas, hubiesen sido muchas más si no fuese porque me estaba apagando en medio de la disputa, finalmente cedí a su petición. Su plan consistía en que yo lo cargase hasta la camioneta y, con su único pie sano, encender el motor.

    ¿Ahora entiende mi preocupación?

    Por suerte todo salió bien. Su tobillo no resultó perjudicado y yo pude respirar tranquilo.

    —¡Freddy, el agua ya está hirviendo! —oí su llamado proveniente de la sala principal.

    ¡Diablos, el agua! ¡Olvidé por completo el agua!

    Solté la escoba, corrí hasta llegar a la cocina que desprendía una fina neblina de humo. Una pequeña lumbre reposaba en el suelo, encima de ella, una olla humeante desprendía vapor. La ventana semiabierta funcionaba como auxiliar para ventilar el departamento. Solo así no sería nocivo para la salud de Gregory.

    Destapé la olla con el agua burbujeante y la vacié con mucho cuidado en una cubeta, que a su vez, también la mezclé con agua fría. Usé mi dedo para verificar que la temperatura fuese la adecuada, ni muy fría ni muy caliente.

    Conseguir agua no fue tan complicado como creía. Los edificios vecinos almacenaban mucha en contenedores, no costó nada ir con cubetas y tomar de ellas de vez en cuando.

    ¿Era robar? Sí. ¿Valía la pena? Mucho.

    Llevé la cubeta con agua al cuarto de baño. Los azulejos rotos y su inodoro poco funcional eran decentes hasta cierto punto.

    Menos mal que el drenaje continúa funcionando...

    Todo estaba listo.

    Me dirigí a la sala, pude ver a Gregory recostado, jugaba el mini juego que venía incluído con el fazwatch. Su pie estaba libre de vendajes, en su lugar, había un gran hematoma casi de color negro. El niño lucía muy aburrido y frustrado.

    —Gregory, el baño ya está listo —avisé mientras me acercaba a los pies del sofá.

    —Okey —respondió perezosamente, se quitó el reloj y lo dejó en las almohadas.

    Lo levanté en brazos, su cuerpo era tan liviano como una pluma. Debía ser muy cuidadoso con su pie lastimado, un pequeño fallo y no me lo perdonaría jamás.

    Entré con él al baño, lo senté en un pequeño banco para niños y coloqué su pierna de modo en que no hiciera movimiento.

    —¿Puedes desvestirte, Gregory? —pregunté antes que nada. Mi intención no era incomodarlo u hacer algo sin su consentimiento.

El Dilema De Freddy FazbearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora