Capitulo #5(Editado)

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"El amor es un juego en el que hay que arriesgarse a perder."
              —Gabriel García Márquez
-Marla-
—¿Qué se siente tener que casarse por obligación? —pregunta Irina. 
No le respondo. 
—¿Te quedaste muda acaso? —dice con sorna. 
—No, para tu desgracia, aún conservo mi habla —le respondo. 
—¿Sabes una cosa, Marlita? —el diminutivo de mi nombre saliendo de su boca me dan ganas de aventarla contra la cristalera, pero es ahí donde recuerdo que estoy en contra del maltrato animal. 
—¿Qué es lo que está pasando aquí? —volteo hacia donde proviene la voz. 
—Nada, mi amor, solo estaba conversando con tu futura esposa —se defiende la víbora sisañera de Irina. 
—Marla —me llama Aaron—. Vamos, que nos tenemos que preparar para la fiesta de compromiso —dice tomándome de la mano.

Salimos del centro comercial, aun tomados de la mano, causando un efecto que jamás me hubiese esperado: calidez, comodidad y tranquilidad. En esos instantes me sentía segura y protegida.

—Disculpa a Irina —me dice excusándola—. Es que... —lo interrumpo. 
—Tranquilo, que sé que debe ser difícil que tu novio se vaya a casar con otra persona aun sabiendo que se quieren mutuamente —le aclaro.

Veo cómo se debate en añadir algo más, pero al final opta por quedarse callado y abrir la puerta del auto.

Horas más tarde... 
Marla— 
Después de que Aaron me dejase en mi casa, comencé a prepararme. Me di un baño relajante en la tina, apliqué varios aceites esenciales y mis cremas hidratantes favoritas. Salí del baño y me coloqué mi ropa interior acorde con el color del vestido que iba a usar. Después de unos segundos, me puse el vestido color champán con un escote de corazón hasta encima de las rodillas y una apertura en la pierna izquierda, con unos tacones color nude; mi cabello suelto con algunas ondas y un maquillaje natural.

Salgo de mi habitación y voy directo a la sala a recibir a los invitados.

—Buenas noches, Marla —me saluda Aaron. 
—Buenas noches, Aaron —respondo, dándome la vuelta y dándome cuenta de que estamos vestidos del mismo color. 
—Luces hermosa —me alaga. 
—Muchas gracias, tú tampoco te quedas muy atrás —le devuelvo el cumplido. 
—Hija, qué bonita pareja hacen —dice mi madre con fingida hipocresía. 
—Gracias por el cumplido, señora María —le responde un zalamero Aaron. 
—Hija, la fecha de la boda ya está fijada: es dentro de dos semanas —dice así, sin más. 
—¿Cómo que dentro de dos semanas? —la pregunta sale de mis labios sin pensarla. 
—Sí, dentro de dos semanas —Aaron no parece sorprendido ante la noticia. 
—Está bien, entonces dentro de dos semanas será, supongo que tú y Louise se encargarán de todo —le digo resignada. 
—Sí, como bien sabes, Louise y yo nos encargaremos de todos los preparativos; ustedes solo tienen que elegir el lugar de la ceremonia y el viaje de bodas, nada más que eso —nos informa como si fuese la cosa más normal del mundo. 
—Aaron y tú vivirán juntos desde hoy —me suelta así, sin más. 
—¿Cómo que viviremos juntos? —pregunta él mencionado. 
—Sí, vivirán juntos en el departamento que tienes a las afueras de la ciudad; eso fue lo que me dijo tu madre —le responde mi progenitora. —Chicos, es para que tengan una mejor convivencia porque Marla viviendo aquí y tú allá no forjarán lazos de amor o tan siquiera una amistad —dice mi madre como si fuese lo más normal del mundo. 
—Marla, tranquila, disfruta de la fiesta que yo preparo tu maleta para que se vayan hoy mismo; entre más rápido comience la convivencia, más rápido surge la amistad —termina de hablar y se va a atender a los invitados. 
—¿Tú sabías algo de esto? —le pregunto a Aaron. 
—Lo único que sabía era la fecha de la boda porque escuché a mi madre avisándole a mi hermana Abigail —me dice.

En eso se acerca una chica muy parecida a Aaron pero con un cabello color miel hermoso al igual que sus ojos del mismo color pero un tono más claro.

—Mucho gusto, mi nombre es Clarissa Smith —me saluda y por su apellido debe ser pariente de Aaron. 
—Mucho gusto, Clarissa; mi nombre es Marla —la saludo. 
—Marla, ella es mi hermana Clarissa; Clarissa, ella es mi prometida Marla —nos presenta Aaron, quien había ido a buscar unas bebidas. 
—Ya nos habíamos presentado, hermanito —le cuenta ella.  
—Bueno, ella es Bianca, mi otra hermana —me dice señalando a una chica de mediana estatura con cabello negro azabache y unos profundos ojos azules. 
—Mucho gusto, Bianca; yo soy Marla —la saludo cortésmente.

Después de unas cuantas horas, por fin se acabó la dichosa fiesta de compromiso.

—Aquí está tu maleta para que vayas al departamento de Aarón —dice mi madre.

—Ya vámonos —responde Aarón.

Tomo mis cosas y me subo al coche de Aarón. Por más que intento ponerme el dichoso cinturón de seguridad, no lo logro.

—Ven, déjame ayudarte —me dice Aarón, acercándose a mí. Él logra poner el cinturón de seguridad, y nuestras narices se rozan momentáneamente, sintiendo su aliento caliente chocar contra mis labios.

De repente, sus labios impactan contra los míos; nuestras lenguas danzan a la par, compitiendo por el control. Siento sus manos descender por mi cuello, dándole un suave apretón. No sé en qué momento pasé a estar sentada en su regazo y él pasó de besarme a dejar leves marcas en mi cuello.

—Marla, se te queda... —dice mi hermano Damián, sacándonos de ese extraño trance.

Yo rápidamente me acomodo en mi asiento e intento tapar las marcas de mi cuello con mi cabello, mientras Aarón intenta disimular las que tiene él y su muy visible erección.

Aarón abre la ventanilla para que mi hermano me pueda dar las cosas que se me quedaron. Después de eso, nos quedamos en un incómodo silencio.

—Este... yo... Marla... —balbucea Aarón.

—Tranquilo, aquí no pasó nada —le digo, ya que no quiero malentendidos.

—No, Marla, aquí sí pasó y quiero dejar las cosas claras —me dice—. Esto se puede repetir siempre y cuando los dos queramos y estemos de acuerdo.

—No pasó nada; tú tienes novia y yo tengo mis cosas, así que no pasó nada. ¿De acuerdo? —le digo, extendiendo mi mano.

—Eso —dice, agarrando mi mano para cerrar el trato.

Él arranca el coche y, de camino, posa su mano en mi pierna, dando leves caricias en ella.

Llegamos a su departamento en las afueras de la ciudad.

—Bueno, Marla, bienvenida a mi humilde morada —dice abriendo las puertas de su departamento.

—Pensé que sería más pequeño —le digo mientras miro el amplio lugar.

—Ven que te muestro nuestra habitación —dice llevando mis maletas—. Marla, aún tengo ganas de dibujarte —me comenta.

—Está bien, pero eso será mañana —le respondo mientras me acuesto en la cama.

—Perfecto; mañana te colocas el mismo vestido de hoy —me dice para tumbarse a mi lado.

Nota de autora:Se que llevaba mucho tiempo sin actualizar pero he estado ocupada.
Muchas gracias a los fieles lectores que aún tienen esperanzas para esta historia.
Por ustedes es que no me he rendido con ella e intento mejorarla lo más que puedo 

Att:Alejalagosh

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⏰ Última actualización: Dec 13, 2024 ⏰

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