Capitulo 6

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Mientras cruzaba la acera con paso firme en dirección a la pesada puerta negra que se abría sobre la antigua fachada, miró, como de costumbre, calle arriba; era un sistema infalible para saber si Amadeo se hallaba en la empresa. Lo único que precisaba era observar si junto a la acera estaba aparcado su largo Ferrari de color plateadi. Isabella lo llamaba el torpedo argentino. Su esposo no permitía que nadie, excepto él, tocara aquel coche.
Todos bromeaban sobre aquella faceta de su carácter, incluso su esposa. Era como un niño con un juguete nuevo. No estaba dispuesto a compartirlo con nadie. Lo conducía, lo estacionaba, lo cuidaba y jugaba con él. Ni siquiera el portero de la Casa de San Gregorio, que llevaba ya cuarenta y dos años trabajando con ellos, había tocado nunca el automóvil. Isabella sonrió al recordar todo esto, mientras traspasaba la impresionante puerta negra.
A veces, su marido era como un niño pequeño y eso hacía que lo amara aún más.
-Buon giorno, signora Isabella.
Sólo Ciano, el anciano portero de librea negra y gris, le daba aquel título.
-Ciao, Ciao, come sta?- repuso Isabella, sonrriendo ampliamente y mostrando sus dientes, tan hermosos como sus famosas perlas-. Va béne?
-Benissimo.
La voz profunda de barítono del anciano resonó musicalmente en sus oídos, mientras le abría la pesada puerta y se hacía a un lado, con una ligera reverencia.

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By::::::: Azafataaaaa cambio y fuera

Te Atreverías a Volver a Amar??????Donde viven las historias. Descúbrelo ahora