Espero despertar pronto de este sueño, mis ojos están abiertos como plato, no puedo describir con seguridad lo que esta pasando así que optó por pensar que esto es un sueño.
— Gracias — dice el chico para luego dejarme e ir a dentro del local.
Me quedo inmóvil por unos segundos, no es un sueño, lo sigo adentro y me pongo frente a él.
—¿Qué clase de pervertido eres?
Su rostro es serio, sus ojos son pequeños pero expresivos, su cabello es negro y no tiene nada fuera de lo común más que es asiático.
—¿Pervertido? — dice la chica que nos había atendido antes.
Mara al ver aquella escena se acerca a nosotros.
—¿Qué ha pasado?
— ¡Este pervertido me ha besado! — el chico se disgusta un poco.
—No soy ninguna clase de pervertido, solo supéralo.
— ¿Tu la besaste? — la chica parece conocerlo.
Presto un poco de atención y me doy cuenta de que es el chico con el que estaba discutiendo hace unos minutos.
— Eso ya no tiene importancia — su español es algo torpe.
— ¿cómo que no tiene importancia? — cada vez me siento más enojada — voy a denunciarte con la policía.
— Adelante hazlo — me reta.
De pronto mi celular comienza a sonar es mi jefe, no contesto pues sigo discutiendo con el chico.
— Shin basta, discúlpate con la chica — el mira a su compatriota.
— No quiero — él camina hasta una silla y se sienta.
— ¡Ya me has dado demasiado dolor de cabeza, haz lo que te digo o le diré a mamá que no contrataste personal! — la chica parece furiosa.
El me mira enojado — lo siento.
Se que su disculpa no es sincera pero no tengo tiempo para quedarme esperando a que el tipo lo haga de verdad.
— Tengo que irme, pero te aseguro que te voy a denunciar.
La lluvia continúa pero no tengo tiempo de ponerme a pensar en eso, tomo valor corro a través de ella, unas cuantas cuadras y al fin estoy en la puerta trasera del restaurante, entro empapada.
Después de secarme y colocarme el uniforme comienzo a laborar, a pesar de que afuera llueve hemos tenido muchos comensales por lo cual no he parado en cuatro horas, la noche ha llegado. Tomo apenas un descanso para comer, estoy charlando en la cocina cuando otro mesero llega a mi.
— En la mesa once preguntan por ti.
Es raro que alguien este preguntando por mi, es por eso que dejo lo que hacía y me dirijo a la mesa, la persona esta de espalda y no puedo reconocerlo; camino un poco más y al fin estamos frente a frente.
—¿Qué haces aquí? — mi voz suena enojada.
— No es forma de hablarle a un cliente — tiene una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Me seguiste hasta aquí?
— No por voluntad propia — no quita la vista del menú — tu amiga me dijo donde podía encontrarte.
— Esa bocona — suspiro — ¿Se te va ofrecer algo? ¿o me puedo retirar?
— Si, quiero sopa — anoto mi comanda.
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Un Beso bajo la lluvia
Romance¿Y si tu historia de amor comienza con una predicción? Mina una chica de 20 años enfocada en sus estudios universitarios que pasa por una crisis económica lo que la lleva en la busca de diferentes trabajos. Entre los estudios y el trabajo su vida...