Señor dios

7 1 0
                                    

Estamos en el salón de mi casa, elsuelo de parquet es reconocible. Pero estoy bajo alguien que se hacaído encima de mí. Pesa. Apenas puedo moverme. Lo único que oigoes el ruido de la niebla en la televisión.

-¿Te importaría levantarte?

-Perdona.

Kakashi se levanta de un salto, se giray me da la mano, pero me mira muy raro, acepto su mano, me levantacomo si no pesara nada. Miro hacia donde tiene fija su vista...

-¡No mires!

-Tápate.

Cierro mi chaqueta, ¿cómo, cojones,se me ha salido una teta? ¿acaso dios existe y es un viejocebolleta? Salgo corriendo hacia mi habitación, me quito la chaquetapara ponerme una sudadera y salgo lo más digna que puedo.

-Disculpa ha sido un fallo técnico.

Pero Kakashi ya no está ahí, miro elaseo, siguiente, miro en la cocina, siguiente, miro en el despacho yahí me lo encuentro. Oh-oh, no puedo dejar que vea los mangas sinexplicárselo. Me apresuro a cortarle el paso.

-Sabes, es de mala educación curiosearuna casa sin permiso.

-Tienes razón, disculpa.

Sale del despacho, se va a la salida,pero antes de que salga por la puerta principal lo paro como puedo,él sigue con sus manos en los bolsillos y esa actitud dispersa, peroen su mirada puedo ver que lo esta analizando todo. Bajo la mano porsu brazo, parece delgado no me extraña un buen Ambu no nace de lanada, a fin de cuentas en un equipo de élite; debe entrenar muchashoras al cabo del día. Por alguna razón imaginarlo sudando me davergüenza, por lo que le suelto como si su tacto me quemara, nadamás lejos de la realidad. Me mira, mejor dicho, me examinacontinuamente, siento que estoy atrapada en algún juego retorcido.

-Así que, de aquí vienes.

-Si, esta es mi casa, por favor,siéntete como en la tuya.


Asiente lentamente, mientras siguepaseando, se recorre cada rincón de la casa, diría que me alegro dehaber estado limpiando, pero limpiar no me gusta, así que no lo hehecho muy bien. Voy detrás de él conforme lo mira todo, incluso mihabitación, mi armarios, todo.

-Vale, ¿dónde estamos? Y lo másimportante ¿cómo hemos llegado a aquí?

-Estamos en mi mundo, en el cual tuvida aparece en una serie de mangas.

-Sí, claro.

-En serio -le extiendo la mano y lollevo a la estantería donde tengo los mangas.

-¿Por qué me lo has contado?

-Porque no estoy segura de si esto esun sueño o no, y no me gusta mentir.

Kakashi me señala el brazo escayoladoy las vendas en mi cuerpo. Vale pensándolo fríamente esto no tienepinta de sueño ni mucho menos. Además me vuelve a doler todo elcuerpo.

-Esta información es muy valiosa Ame.

-Antes, si, ahora, no, al entrar envuestro mundo he cambiado lo que sucede en los mangas, mira.

Busco los tomos de Shippuden justo enla pelea y le enseño que no ha muerto, que Hinata ahora también esla heroína de la aldea y otras cosas de las que no me acordaba hastaque he visto el tomo.


-Esto es increíble -saca su pergaminode invocación lo extiende y se dispone a activarlo, el humo sale,pero nada más- debemos estar muy lejos de Konoha.

¿Quién, yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora