La habitación está muy oscura, la puerta y las ventanas están cerradas, las cortinas son negras, tan profundo es su color que cuando las veo siento que estoy siendo asfixiada.
No sé a dónde ir o qué hacer, simplemente me siento en un rincón y tengo mucho miedo. Cada vez que entro a esa habitación, no importa mi edad, me siento como una niña indefensa, siento que la oscuridad de la habitación se hace cada vez más profunda y me atrapa para asfixiarme, tanto así que me siento muy cerca de la muerte.
Nunca sé cuando voy a entrar en esa habitación, soy llevada allí sin aviso, ni tampoco sé por cuánto tiempo me quedaré, solo sé que el miedo no es el único sentimiento que tengo cuando entro a ese lugar, todos los sentimientos más negativos que existen se apoderan de mí, y entonces empiezo a llorar tan desconsoladamente que cuando salgo de allí, me siento deshidratada y mareada.
Así es como describo al asesino de mis emociones, la depresión.