The First Night

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(La primera noche)


Si había algo que Wei Ying amaba con locura, era causar algunos problemas en el pacífico, casi celestial, receso de las Nubes. Ni siquiera era su hogar, pero desde que llegó, y tras memorizarse todo el perímetro, había logrado agarrar la confianza suficiente para caminar como si toda aquella montaña fuera suya. 

Le gustaban los problemas, de verdad que los adoraba, pero de haber sabido que aquel lo condenaría, arrastrándolo vil mente a la situación en la que se encontraba ahora, sin duda hubiera preferido mil y un veces dejar de lado su gusto y centrarse en sus estudios como un discípulo recto y correcto.

¡¿Quién hubiera pensado que por una bobería terminaría encerrado en una decrépita biblioteca?! 

Y eso ni siquiera era lo peor, no, para nada. Lo más doloroso estaba justito delante de él, o bueno, estaba regado en el piso a un lado de él.

¡Copiar las reglas de Gusu! ¡El viejo Qi Ren estaba loco! ¡Era castigarlo no matarlo!

Esos papeles que con tanto dolor, sudor y lágrimas había estado transcribiendo en los últimos días, ahora ya hacían esparcidos sobre la madera del suelo, como pétalos de cerezos.

Odiaba las reglas del clan de Gusu, todas ellas, y también quería romperlas todas.

 Pero ahora su castigo parecía que no sería quedarse sentado por una eternidad, mientras intentaba usar el pincel y la tinta para algo productivo en lugar de estar dibujando al Lan frente a él de diferentes maneras obscenas. 

Las intenciones de Wei Ying era fastidiarlo, hartarlo con aquellos bocetos, hasta el punto de que lo corriera de aquella biblioteca. Aunque en el fondo, negándose a salir, había otra razón.

Debía de admitirlo, le gustaba Lan Zhan, le atraía Lan Zhan... 

¿Pero a quién no?

A ver... ¿Qué te atraiga tu compañero de clase es normal, no? 

Además el segundo maestro Lan era educado, (no con él pero lo era), tenía una bonita voz, sus ojos irradiaban luz, y eran tan profundos que a Wei Ying no le importaría morir ahogado en ellos. 

Su rostro era perfilado, una obra tallada por Dianxia, con rasgos finos, delicados, gozaba de un porte regio y estoico, sus movimientos eran fugaces, tranquilos, admirables. Todo en él era admirable... 

¡Sin embargo en esos momentos Lan Zhan parecía haber perdido la noción de que debía de comportarse!

Reteniendo a Wei Ying contra el piso, obligándolo a permanecer abajo, con las manos atadas por encima de la cabeza, apresadas con una cinta blanca, qué, hasta hacía pocos segundos había estado atada a la frente del Lan. Lo miraba con una mezcla extraña de emociones reflejadas en sus ojos, esos que Wei Ying tanto adoraba en silencio.

— Lan Zhan... — Wei Ying quería que su voz sonara con normalidad, no esperó que sus palabras salieran cargadas de un tono meloso, avergonzado. Se calló de inmediato.

Más el brillo en los ojos de Lan Wangji se intensificó al escucharlo.

— Wei Ying.

— ¡Ah Lan Zhan! ¡Deja ya de jugar! ¡Vamos, libérame! ¿Acaso no ves que todavía tengo trabajo que hacer? No he terminado ni la mitad, y tu tío se molestará si...

Unos labios cálidos sellaron los suyos, las palabras que estaban por ser dichas terminaron ahogadas en la boca ajena mientras esta presionaba con fuerza. El beso comenzó siendo una danza ardiente, Lan Wangji parecía molesto con los labios del joven debajo de él, porque no paraba de torturarlos con furor. Wei Ying gimió al sentir un contacto extraño abriéndose paso por la cavidad de su boca, se sentía incómodo, pero no se opuso al contacto. Por su parte, ese gemido dulce, lujurioso, embriagó los oídos de Lan Wangji, quien terminó cediendo por completo a sus deseos.

For one nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora