Sweet Lies

cinco

— Y adivina con quien merendé hoy —Miyeon le estaba sonriendo a su mejor amigo, pero este no dejaba de ver su celular.

—¿Con quién? —levantó una ceja, pero seguía sin verla.

—¡Con Kim Seok Jin! —gritó—. No te imaginas lo guapo que es. Vaya es very very hubsome más ese perfume que llevaba —abrió la boca ilusionada—. Me traía loca y no solo a mí. También a varias chicas de la cafetería.

—No me sorprende —cruzó sus piernas y dejó el celular boca abajo sobre el sofá— que hayas dejado tu primer ensayo para irte con ese artista ¿Cuando madurarás?

—A mí me sorprende más que me hables así y ni siquiera me estés haciendo caso —respondió cortante—. No me has visto la cara en los últimos diez minutos. Ni siquiera te diste cuenta cuando te expliqué que me estafaron prácticamente.

—¿Cómo? —abrió los ojos sorprendido— ¿Te estafaron? ¿Cuánto?

—En efecto —reviró los ojos—. No me estabas escuchando. ¿Con quién hablabas?

—Con mi novia.

—Por lo visto ella es más importante que yo.

—Por supuesto. Ella es mi prioridad , por algo me enamore de ella. Si tú lo fueras no estaría con ella.

MiYeon se sintió horrible con esa afirmación de su amigo. Tan poca cosa la veía. Últimamente cada vez que hablaban en vez de sentirse feliz se sentía lo contrario.

Hoy iba a ser ese último día. Tomó todas sus cosas y las guardo en la maleta. Las lágrimas amenazaban con salir, pero respiraba para impedir eso.

—Si te vas a ir, no regreses —anunció su amigo al verla cerca de la puerta. Ella se detuvo a mirar el dibujo que habían hecho de niños, estaba colgado al lado de ella. En él estaban ellos dos abrazados supuestamente y una nube sobre sus cabezas decía : Nuestra amistad es para siempre. Con insulto agarró el dibujo y lo rompió, luego lo tiró en el suelo—. Esto es lo mejor para ti —afirmó Mark y ella ni siquiera lo vio. Apenas salió por la puerta , este resopló cansado y dijo: —Ya volverá.

...

MiYeon estaba metida en un gran lío. No tenía a donde ir y de contra no se dio cuenta que una de las ruedas de su maleta estaba rota.

Chasqueó la lengua, se tapó los oídos con las palmas de sus manos y agachó la cabeza, buscando sentirse mejor.

—No puede ser —un susurró la invito a alzar la cabeza para encontrarse con... —. Vaya , me alegra verte de nuevo.

Kim Seok Jin le brindaba una hermosa sonrisa.

—¿Qué te pasa? —se fijó en la maleta.

Normalmente le diría la verdad, pero siendo Cho MiYeon soltaría puras mentiras por su boca. La única razón era que no pensara que era una estúpida.

—El apartamento donde vivo lo he tenido que vender —afirmó—. Todo mi dinero lo gaste en esa obra de teatro y ahora no tengo a donde ir.

—Cuanto lo siento —respondió con lástima en su tono de voz—. No sabía que pedían dinero en la audición. Esto es mi culpa. Debí haber verificado cada movimiento como el director —bufó—. Te recompensaré —agarró la maleta que descansaba en el suelo—. Te llevaré a mi casa.

«Suuuuuuu casa»