Min Yoongi es el orgullo de sus padres. Un alfa callado, educado, estudioso y con un toque tímido que siempre ha sido galardonado por su impecable promedio en la universidad.
Park Jimin es todo lo contrario. Un omega rebelde que no respeta las regla...
"Contigo todo. Y ojalá seas tú mi último intento, Mi persona favorita, el hogar de mis miedos, Y mi más bonita casualidad. Ojalá te quedes para construir y para llenarnos el alma de ternura. Ojalá te quedes para siempre, porque a tu lado me encantaría una vida".
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esta es la historia de dos chicos que no tenían una vida extraordinaria para contar.
Park Jimin estaba demasiado ocupado con su desastre de vida. Debía lidiar día a día con padres estrictos a los que nunca complacería, cumplir deberes, escuchar quejas, mientras trataba de convencerse que en algún momento tendría el valor suficiente para alzar la voz y mandar todo por el drenaje.
Min Yoongi estaba sumergido en una burbuja de orden y disciplina. La mayor parte de su vida la pasaba en medio de libros y estudios para continuar alimentando el promedio excelente que lo hacía reconocido en la universidad; sin embargo, también tenía una lucha interna demasiado agotadora con su comportamiento tímido y recatado.
Ambos eran demasiado diferentes como para pensar que podrían coincidir algún día, pero el destino solía ser impredecible la mayoría de las ocasiones. Incluso terco y divertido.
Todo comenzó cuando la familia Park se mudó al mismo vecindario donde un alfa curioso husmeaba por la ventana de su habitación.
Se conocieron, y un cataclismo de emociones rebasó barreras que trascendieron el orden y costumbres de ambos.
Al omega no le agradaba ver como los ojos pequeños y gatunos lo seguían a todos lados. Le irritaba verlo parpadear seguido, sonrojarse, tartamudear y arrugar la nariz.
¡Era insoportable!
Con el alfa ocurría lo contrario. Le encantaba mirar a su nuevo vecino, admirar los bonitos tatuajes que tenía, y el cabello rojo que lucía brillante bajo la luz del sol.
A Yoongi le recordaba las cerezas que comía siempre que iba por un helado.
Era un omega muy bonito que le hacía sentir emociones fuertes que se arremolinaban en su estómago, su timidez característica se marcaba con fuerza cuando lo miraba a los ojos, quedándose estático y sin ideas creativas que le hicieran ver interesante.
Al final, el alfa siempre terminaba desanimado. El chico que le recordaba las cerezas le resultaba inalcanzable, pues alguien tan vivaz y valiente jamás podría interesarse en él.
Yoongi era tímido, bastante solitario, incluso aburrido.
El único mundo que conocía estaba plasmado en las hojas de los libros que leía con afán, y quizás ese fue el motivo que inició a cambiarlo todo.
Pues Jimin poco a poco se interesó en mostrarle al alfa todo lo que se estaba perdiendo, y en ese camino formado sin explicaciones, fue que terminaron enamorados.
—Contigo todo lo que con nadie nunca —afirmó, escuchándose rudo incluso—. Así que, ahora hazte responsable del desastre que creaste, Min Yoongi.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Maravilloso desastre les da la bienvenida!
Esta historia estaba planeada para un futuro un tanto cercano, pero debido a que pude terminar con Tocar el cielo, he decidido traerla antes.
Iniciaremos con actualizaciones lentas. Ando terminando historias, y a medida que vaya avanzando, las publicaciones de capítulos en este libro, aumentarán.
Por el momento abrimos con el prólogo, cortito y conciso. ¿Qué les pareció?
Infinitas gracias por todo el apoyo. Les traigo este nuevo romance y espero que les guste. ❤️
