"El arte de no encajar en el mundo, y no temblar de soledad".
Quería tomar su mano.
Yoongi perdió la noción del tiempo, y sabía que no era lo único que había perdido últimamente. No tenía idea hacia dónde iba, y si Jimin se lo mencionó, pues lo olvidó por completo.
Estaba concentrado en la delicada mano que tiraba de la carretilla roja, era pequeña si la comparaba con la suya, con dedos gorditos cubiertos de pintura. Ese detalle le hizo sonreír, pensar y darse cuenta de que su vecino siempre llevaba una marca de pintura consigo. Dedujo que era una marca personal, el sello de un artista que le había permitido acompañarlo a su lugar secreto.
Se sentía especial por ello. Sabía que sus ilusiones eran infundadas y muy fuertes, pero Yoongi estaba seguro que no estaba lastimando a nadie, y, mientras no delatara sus sentimientos, tampoco incomodaría a terceros.
—No recordaba que quedara tan lejos. —El omega no estaba del todo tranquilo. Todo lo contrario, Jimin estaba perdiendo la paciencia, con sus ojos marrones inspeccionando el lugar desolado.
—¿Cuánto tiempo llevamos caminando? —preguntó el mayor, obligándose a fijar la mirada en el camino.
—¿Veinte minutos? Tal vez más. La verdad es que no estoy seguro.
Yoongi asintió, conforme con la respuesta ambigua y luego se concentró en lo que lo rodeaba. Estaban en el extremo de la ciudad, rodeados de un follaje inmenso; rara vez se encontraban con autos porque esa área conectaba exclusivamente con un distrito abandonado que, en sus mejores años debió ser agradable a la vista.
Entonces, el alfa sintió mucha curiosidad al respecto. Miró a su acompañante que a su vez revisaba unos apuntes que tenía en una hoja arrugada. Jimin le parecía bonito, muy bonito con su nariz pequeña, levemente redondeada y arrugada en señal de estar concentrado, también con sus ojos chiquitos, pero muy brillantes y expresivos, y...
—¡Por fin maldita sea! —gritó Jimin, sobresaltando al pobre alfa que lo acompañaba.
Yoongi se recompuso de inmediato, mirando al omega que ahora sonreía de oreja a oreja.
—¿Qué tienes? —preguntó, inclinando la cabeza.
—La dirección exacta —explicó Jimin—. No es fácil volver a encontrar un sitio que encontraste por accidente, tuve que anotar algunos detalles y por suerte entiendo mis propias pistas.
—Oh... ¿y estamos cerca de llegar?
—¿Qué si estamos cerca? —cuestionó el omega, para luego concentrarse en la hoja—. Pues, calculo unos veinte minutos más.
Siguieron caminando. Uno a ciegas y el otro seguro de sus apuntes; en el camino compartieron algunas cosas de sus vidas con la esperanza de matar el tiempo y probablemente conocerse un poco más.
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𝐌𝐚𝐫𝐚𝐯𝐢𝐥𝐥𝐨𝐬𝐨 𝐃𝐞𝐬𝐚𝐬𝐭𝐫𝐞 ʸᵐ
RomansaMin Yoongi es el orgullo de sus padres. Un alfa callado, educado, estudioso y con un toque tímido que siempre ha sido galardonado por su impecable promedio en la universidad. Park Jimin es todo lo contrario. Un omega rebelde que no respeta las regla...