The Gun

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Jeongin, quien había estado en cuclillas todo el tiempo, cayó hacia atrás, golpeándose con un bote de basura y haciendo ruido, alertando a los hombres que discutían

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Jeongin, quien había estado en cuclillas todo el tiempo, cayó hacia atrás, golpeándose con un bote de basura y haciendo ruido, alertando a los hombres que discutían.

— ¿H-hyunjin? ¿C-cómo que H-hyunjin? — murmuró en un estado de shock, tapándose la boca con las manos temblorosas.

— ¡Ayuda! ¡Por favor! — gritaba el hombre, arrastrándose con más velocidad.

Hyunjin sacó de su bolsillo un arma y apuntó al hombre, con pánico en su cuerpo y temblando al igual que Jeongin, finalmente tiró del gatillo y un disparo resonó en toda esa calle, haciendo a ambos jóvenes jadear con sorpresa.

— ¡Maldita sea, maldita sea! — decía Hyunjin, acercándose al hombre que tenía un disparo en el pulmón y se desangraba.

Hyunjin estaba totalmente seguro de que ya estaba muerto, no tendría las fuerzas para sobrevivir ante eso después de todo el veneno que le había dado y la desnutrición a la que lo sometió.

Miró al frente, donde percibía la sombra de alguien alto y entró en pánico, apuntando con la pistola.

— ¡Sa-sal de ahí, ahora! — demandó, con lágrimas en los ojos.

Jeongin rápidamente acató a la órden, en su rostro una expresión de asco y totalmente pálido se dio a conocer para Hyunjin, quien bajó la pistola con una expresión destrozada.

— J-jeongin... — susurró, tragando saliva — N-no quería... y-yo... no se supone que debieras verme así... te juro que tengo una explicación y-

— Hwang Hyunjin — interrumpió, acercándose — ¿Te llamas Hwang Hyunjin?

El nombrado asintió, dejando salir sus lágrimas.

— N-no podía decirte mi nombre, la policía está intentando encontrarme... si lo sabías, ibas a dar aviso y no podría acabar con esta escoria y-y sólo recibiría unos años de cárcel — sollozó, casi ahogándose — No es la justicia que quería, no iba a permitir que todo mi sufrimiento a lo largo de estos meses se reduciera a una sentencia de tal vez quince años.

Jeongin asintió, aún con miedo, pero comprendiendo aunque sea un poco de lo que Hyunjin decía.

— Jeongin... vete, no quiero que me veas así, ni que veas esto... no sé porqué razón estabas por aquí, pero lamento tanto que tuvieras que ver esto.

Yang se acercó a Hyunjin y le dio un abrazo, de alguna manera haciéndole saber que no importaba lo que pasara con ese hombre, sino con él.

— He escuchado tantas veces tu historia que realmente entiendo todo lo que hiciste... probablemente no sea lo correcto y, no te mentiré, estoy cagandome de pánico en este momento, pero comprendo la situación — se alejó un poco, sólo para mirarle el rostro, que seguía lleno de lágrimas — No creo que quieras regresar en este estado a tu casa, y tampoco que quieras ir a la estación para que te hagan miles de preguntas así que definitivamente este lugar tan solitario y horrible no será el lugar en el que te quedes... vayamos a mi departamento, mañana podrás aclarar todo.

Hyunjin le miró con agradecimiento, pero negó.

— N-no me conoces, acabas de ver cómo asesiné a alguien, gracias pero...

— Ya sé, no nos conocemos lo suficiente, pero eso no quiere decir que no vea en tus ojos todo el dolor por el que estás pasando y, si fueras una mala persona, seguramente no vería nada en ellos... estás herido y no quiero dejarte sólo, mañana tendremos tiempo para conocernos mejor.

Hyunjin sollozó con ganas y lo abrazó fuerte, con ansias. Jeongin lo tomó de la mano y lo condujo al auto, ayudándolo a subir al copiloto y él con la intención de manejar.

Condujo hacia su hogar, meditando la situación sin poder evitar sentir lástima y compasión por Hwang, pero de alguna manera sintiéndose aliviado al saber que ya estaba a salvo.

Hyunjin era un chico destrozado injustamente, arrebatado de su hogar y probablemente sometido a situaciones mucho más dolorosas por un enfermo que buscaba diversión a costa de otros.

Jeongin tomó su mano, Hwang lo apartó asustado, pero se relajó al saber que era el menor quien intentaba sujetarlo.

— Lo siento.

Hyunjin negó, tomando su mano — Perdóname a mí... es que me tomaste por sorpresa y últimamente el contacto físico no es algo que me guste demasiado — explicó, dándole una tímida sonrisa. — Pero si eres tú, supongo que podrá estar bien.

Jeongin sonrió por el comentario afianzando el agarre, y con sus manos entrelazadas siguieron el camino, con calma en sus cuerpos y un cálido sentimiento en sus corazones de paz.













Jeongin sonrió por el comentario afianzando el agarre, y con sus manos entrelazadas siguieron el camino, con calma en sus cuerpos y un cálido sentimiento en sus corazones de paz

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𝘁𝗵𝗲 𝗰𝗮𝗿 𝗴𝘂𝘆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora