El Fantasma de tu Recuerdo.

19. N

Lavo su rostro por última vez al poder cesar su llanto. Suspiro mientras se miraba en el espejo, se veía lamentable. Incluso TaeHyung se veía mejor que él.

Sus ojos rojos e inchados debido al constante llanto, sus labios secos y sin color, su piel estaba muy pálida ya que apenas si se alimentaba una vez al día y eso solo era aveces.

TaeHyung había empeorado tanto en las últimas semanas que ahora tenía que mantenerse internado para que pudieran tratar sus síntomas y aminomar su dolor, muchas veces terminaban cedandolo.

Suspiro antes de salir del baño. Su esposo le miró con atención, tomándolo por sorpresa pues creía que seguiría durmiendo. Le sonrió a pesar de lo agotado que estaba y se acercó a él para darle un pequeño beso en los labios.

—Hola, chocolatito —El menor sonrió y no evito abrazarlo con fuerza, haciendo que HoSeok se acostara encima suyo.

—Hola, cerecita. ¿Ya comiste? —pregunto mientras acariciaba los suaves cabellos de su esposo. Este suspiro, acurrucandose más contra el pecho contrario, sintiéndose seguro.

—No tengo hambre, Tae.

—Tienes que comer, Hoho, ve a comer, por favor.

Pidió al tomarle de la barbilla y hacer que lo mirara. El mayor negó rápidamente con la cabeza, no quería dejarlo. Temía irse y que cuando regrese él ya no esté.

TaeHyung pareció notarlo pues en los ojos del contrario no había más que miedo, desesperación por no poder hacer nada. Suspiro y le dio un pequeño beso en los labios.

—Estaré bien, cariño. No iré a ningún lado.

—¿Lo prometes?

—Claro que si, Hoho. Lo prometo —A pesar de que la muerte era incierta y no se podía saber cuando alguien moriría, HoSeok creyó en el menor, él jamás rompía sus promesas.

—Está bien. Volveré pronto —Se despidió dándole un suave beso en los labios. Se levantó y salió de la habitación, suspiro al sentirse débil, agotado.

Apenas pudo comer poco menos de la mitad del plato. Se mantuvo varios minutos tan solo mirando la comida como si fuera lo más interesante del mundo.

¿Por qué debía cuidarse si su vida acabaría cuando TaeHyung muriera? No podría seguir sin él.

De solo imaginar una vida sin él a su lado le daba náuseas, la presión en su pecho no se iba lo que le dificultaba respirar.

—¿Esta bien, joven? —La voz del mesero lo hizo regresar a la realidad, confundido al ver al chico extendiendole un pañuelo. Lo tomó al sentir sus mejillas húmedas y las seco rápidamente.

—Gracias. Yo... ¿Podrías traerme la cuenta? —pidio bajo. El mesero asintió y se retiro, llevándose los platos con él.

Cuanto estuvo de nuevo frente a la habitación de su esposo tuvo miedo de entrar. Por alguna razón, no dejaba de imaginar que al cruzar la puerta, no vería a TaeHyung vivo. Sus manos temblaron al tener una de estas sobre el picaporte.

Una mano ajena se posa sobre la propia y el apretón que siguió a continuación ciertamente le reconforto un poco. NamJoon le sonrió a pesar de lo mal que se veía su mejor amigo.

—¿Acaso te paso un camión por encima? Te ves fatal —Quiso bromear el mayor por lo que HoSeok rio bajo, amaba a su amigo porque siempre hacía lo posible por hacerlo sonreír.

—Hombre, ya se que estoy feo. No necesitas recordarmelo —El más alto rio negando con la cabeza y revolvió los cabellos del contrario.

—¿Cómo ha estado TaeHyung? Siento no haber venido en toda la semana, estaba muy ocu-

—No es obligación estar aquí todo el tiempo, Joonie —interrumpió con una sonrisa aunque parecía forzada— ¿Quieres ver a TaeHyung? Hoy despertó muy bien.

El mayor asintió y juntos entraron a la habitación. TaeHyung reía junto a su hermano SeokJin. Giro a verlos al escuchar la puerta abrirse y sonrió.

—HoSeokie... Ven aquí, necesito abrazarte —El mencionado se acercó a su esposo y no tardó en subirse encima de él, abrazándolo con fuerza.

Extrañaba tanto estar con él de esa forma, verlo bien, tan animado. Suspiro al sentir las suaves caricias que el menor le daba en su cabello. Cerró sus ojos por lo que no se dio cuenta que SeokJin y NamJoon salieron de la habitación.

TaeHyung se separó un poco del mayor para tomar sus mejilla y lo miró con atención, repasando cada detalle su rostro como si quisiera aprenderselo de memoria. Acarició suavemente con sus dedos pulgares las mejillas de su esposo.

—Te amo, Seokie —El mencionado sonrió a pesar de ver las lágrimas acumularse en los ojos de su amado, muy pocas veces este había llorado por su enfermedad.

—Te amo muchísimo más, TaeTae —contestó de forma cariñosa, sin quitar su sonrisa. Dándose cuenta que el menor parecía desesperado pues movía sus ojos de un lado a otro por todo su rostro, quería que la última vez que lo vería fuera sonriendo.

—Descansa, amor —Le abrazo contra su pecho cuando las lágrimas comenzaron a resbalar por las mejillas del menor, este cerro los ojos y se quedó dormido en poco tiempo.

•23.02.2022