No todo fue bonito y de color rosa para un Lee Hyunjin, jamás pudo presenciar un ambiente sano y amoroso como el que le mostraba la televisión cuando veía sus programas favoritos. No entendía por qué, por qué él tuvo que pasar por grandes castigos —tanto físicos como mentales— mientras que era su hermanito el que realmente se merecía todo lo que sus padres le hacían.
Minho siempre fue su favorito, él lo sabía.
Y en el mundo bajo donde creció, el favoritismo nunca fue una opción. Sus difuntos padres lo supieron demasiado tarde, y no los juzgaba, no fue su culpa consentir tanto a su pequeño hermanito hasta llegar al jodido nivel de entregar su vida por él.
Para él eso fue un sacrificio estúpido, para sus padres, una salida fácil a sus deudas.
Y con tan solo diecisiete años, un peli rojo tuvo que llegar al mando como jefe de la mafia que sus padres habían fundado para intentar librarse de las cuentas pendientes que les tenía con una cuerda en el cuello.
Él era solo un niño despreciado, usado y roto que lo único que deseó en su vida, fue el amor de sus padres.
Afirmó las mangas de su traje negro, eran aproximadamente las cinco de la tarde cuando un nervioso Minho entró hacia su habitación. Vio su reflejo por el espejo, sus ojos cayeron en los grisáceos de su hermano y el miedo que encontró en ellos, lo devastó.
No mentiría, él era un hombre sincero y sencillo. Si le gustaba algo, lo decía, sino simplemente se deshacía de ello. Y Minho cumplía fácilmente con las características para ser algo despreciable a sus ojos.
Pero era su hermano, era aquel pequeño inocente ser que limpió sus lágrimas cuando sus manos se mancharon de sangre al sostener el cuerpo de su madre entre sus brazos. Minho había seguido sus ordenes a diestra y siniestra, como un perro fiel que había sido herido por otro amo y necesitaba protección de alguien más.
Pero el peli rojo también fue aquel joven del cual su prometido, Han Jeongin, se enamoró. Fue ese tonto adolescente que lo delató frente a la policía sin miedo alguno, fue ese estúpido chiquillo que más de una vez, había liberado a rehenes que usaba para sobornar a los ministros y gobernantes.
Minho bien pudo ser la reencarnación de judas, porque era un maldito hipócrita de sangre. Mientras estaba ahí siendo tan sumiso frente a él, a sus espaldas creaba un plan para acabar con su vida.
—¿Qué haces aquí? —preguntó frío hacia el menor.
—Jisung ya está listo, cambiamos los planes y pensaba si-
—Lo último que puedes hacer tu, es pensar —respondió ajustándose la corbata, girando sobre su mismo eje, se plantó imponente frente su hermano —Siete de la noche, en el Royal Central Forest.
—No. —sentenció —Iré yo solo a donde Jisung me invitó, no te quiero cerca —y con firmeza salió de la habitación.
Minho podía ser un gran imbécil y un hijo de puta de primera, pero aún así era su hermano, y por más que intentase convencerlo de ir al bosque, el peli gris no lo escucharía. Ya no podía hacer nada, su pequeño hermano iba a meterse a la boca del lobo y estaría totalmente fuera de su protección, porque el FBI, la policía nacional y la CIA lo arrestarían a toda costa si él se acercaba siquiera.
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𝔹𝕝𝕠𝕠𝕕 𝕊𝕨𝕖𝕒𝕥 𝔸𝕟𝕕 𝕋𝕖𝕒𝕣𝕤 || 𝕄𝕚𝕟𝕤𝕦𝕟𝕘
Fanfiction|| La muerte de su hermano dejó a un joven Jisung con lágrimas. El secuaz del asesinato, el provocador del sudor del castaño, dejó a Minho con sangre. Unas cuantas copas y adrenalina harán que los dos se unan en cuerpo y alma, no sin antes susu...