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La noche llegó a los barrios más bajos de Corea.

El frío se hizo presente en poco tiempo y con ello, un miedo feroz.

Minho caminaba sin rumbo alguno por dichas calles, sintiendo múltiples gotas de sudor resbalar por su piel. Varias personas pasaban cerca de él, pero ninguna pudo notarlo verdaderamente. Sus manos temblaban, y aunque no era la primera vez que hacía algo así, bien era la primera vez por la que se arrepentía realmente.

Pequeñas y mortales retrospecciones de aquella brutal escena, aparecían en su mente a cada momento, en cada segundo, una tras otra y estas sin pudor alguno alimentaron aquel pensamiento vago.

-Eres un maldito asesino, Lee Minho.

Sí, era cierto.

Pues, todavía escuchaba los gritos de dolor de su víctima.

Todavía ve como la sangre, espesa y llena de odio, mancha sus manos.

Todavía siente el fuerte agarre que le proporcionaba el castaño en un intento fallido de aferrarse a él.

Todavía ve aquellos ojos que lo miraban con temor y decepción.

Todavía... todavía, se sentía sucio. Se adentró a su coche. Tomó el volante en sus manos y fue inevitable verlas llenas de sangre. Lágrimas de coraje bañaron sus ojos, mezclandose perfectamente con el sudor frío que bañaba su piel.

Encendió el motor, y avanzó por la larga y oscura carretera, intentando que la fatal imagen abandonara su mente.

-Te demoraste hermanito. Cuéntame, ¿Fue suficiente? -preguntó un chico apenas el peligris entró a la lujosa casa.

-Eres un maldito enfermo, Hyunjin-escupe el menor al verlo.

Ignorando a su hermano, se dirigió directamente al baño, y lavó sus brazos bruscamente. Se odiaba. Odiaba su manera de vivir. Odiaba tener que hacer el trabajo sucio. Odiaba todo y aún así, a una pequeña parte de él, le gustaba eso.

Ignorando más sus pensamientos, salió del baño yendo directamente a la sala encontrándose con su hermano en el sofá acompañado de un joven, el cual era sostenido protectoramente de la cintura por los brazos de Hyunjin-¿Qué hace esta zorra en mi casa?

-Ah, Min... deberías ser más amable -reprocha el chico.

-No me llames así -dijo seco.

-En primera, no es una zorra. En segunda, necesitaba alguien con quien satisfacer mis necesidades, Min.

-Para eso tenías a Jeongin -reprochó. Le dolía, le dolía ver cómo Hyunjin desechaba a su ex cuñado como si no hubiese sido nada, cuando en realidad, Jeongin llegó a serlo todo para ambos.

-Gin... -murmura pensativo -Él tenía un buen culo, era inteligente y competente... pero me traicionó -tomó un sorbo de su whisky mientras veía como su hermano lo miraba con enojo en sus ojos, la impotencia destilando por cada poro de su cuerpo, parecía ido y a Hyunjin le dió miedo eso -¡Minho! -le gritó -¿¡Crees que no me dolió su muerte!? ¿¡Crees que fue fácil para mí mandarte a asesinarlo!?

-Sí, te fue fácil usarlo a tu gusto, engañarlo y manipularlo cuantas veces quisieras -dijo el peligris caminando lento hacia su hermano -Pero Jeongin se hartó, te superó, te cambió, y eso jodió tu maldito ego.

-Ese no es el único motivo... -dejó su vaso en la mesita de noche -Jeongin nunca fue tan santo, hermanito.

-Para mí fue un ángel.

-Un ángel que me salvó cuando tú me sobre explotaste -pensó.

-Y tú -lo señaló -Eres un maldito demonio que no lo merecía - con pasos furiosos y firmes, salió de su casa. Hyunjin suspiró, sin darle mucho luto a su casi prometido, se levantó del sofá y minutos después estaba desnudo encima de un peculiar joven de cabellos pelinegros gimiendo su nombre.

𝔹𝕝𝕠𝕠𝕕 𝕊𝕨𝕖𝕒𝕥 𝔸𝕟𝕕 𝕋𝕖𝕒𝕣𝕤 || 𝕄𝕚𝕟𝕤𝕦𝕟𝕘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora