Capítulo 1: Cuando el ciervo salvó al lobo

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Actualidad

La tormenta no amainaba. La nieve arreciaba con furia queriendo entorpecer el camino a la huida de los forajidos, aunque en aquel instante posiblemente estuviesen más a salvo que nunca, debían moverse rápido sino querían ser descubiertos en su momento más débil. A Arthur le costó llegar a la cabaña donde Jack, Abigail, Hosea y el resto de las mujeres se encontraban, a pesar de que solo estaban a unos metros de la suya. Cuando lo hizo, se sacudió la nieve de los hombros del abrigo y se acercó al fuego de la chimenea para calentarse las manos.

-Lleva días desaparecido y parece que no escampa. Es fuerte y es listo, seguro que-...

-Fuerte sí que es, pero listo...

Abigail parecía furiosa, pero cuando vio llegar a Arthur su expresión cambió drásticamente.

-Hola, Arthur.

-Abigail.

Arthur saludó sin mirarla, manteniendo unas distancias que la pelinegra decidió romper.

-Arthur... ¿Cómo estás?

El rubio oscuro giró su mirada hacia ella. Conocía demasiado bien ese tono de voz, lo había visto utilizarlo demasiadas veces. La mayoría de ellas, cuando quería camelar a John, otras veces, para alguno de sus trabajos y con él... sólo cuando quería algo de Arthur.

-Bien, Abigail... ¿y tú?

-Necesito que... -Arthur suspiró al saber que no se equivocaba. Sabía a la perfección lo que aquellos labios querían, y de todos los muchachos, tenía que pedírselo a él-. Lo siento, perdona que te lo pida, pero...

-Es por el pequeño John, ¿no? Se ha vuelto a meter en líos.

La voz ácida de Arthur hizo que Abigail frunciese el ceño, buscando los ojos claros del mayor para enfrentarse a él.

-No lo hemos visto en dos días, Arthur.

-Tu querido John estará bien. Quiero decir... aunque sea más tonto que las piedras y más aburrido que ver crecer la hierba, no le va a pasar nada por quedarse atrapado en una tormenta de nieve.

Arthur parecía alterado, irascible. La única razón de aquel estado era John. Arthur estaba preocupado por John tanto o más que Abigail, pero su enfado con John era superior a su cariño por él, al menos durante unos segundos. Ese capullo no se merecía nada de Arthur. No después de que se hubiera marchado durante todo un año.

-Ve a echar un vistazo, al menos -La voz de Hosea fue demandante y clara. Una orden cubierta de protección a lo que Arthur no pudo evitar gruñir de forma frustrada-. Javier, ve con él.

Sabía que a Hosea no podía replicarle nada. Él era más que un padre para Arthur, y era el único que sabía con certeza lo que ocurría entre John y Arthur, incluso cuando si quiera ellos lo sabían.

Javier asintió, dándole una palmada en el pecho a Arthur para indicar el paseo hacia las montañas en busca de John.

-Sé que de ser la situación al revés, John lo haría por nosotros. Vamos, Arthur.

El cuello alto del abrigo de Arthur tapaba su mueca fruncida cuando miró a Hosea como cuando era niño y había sido regañado por Hosea. Su mirada reclamó su orgullo por su enfado con John a lo que Hosea simplemente le pidió de forma silenciosa que dejase su orgullo a un lado y buscase a John. Porque sabía que él estaba deseando salir a buscarlo tanto como Abigail quería que lo encontrase.

Bajo el cabalgar de una nieve que empezaba a caer amenazando con una tormenta inminente, Javier y Arthur salieron río arriba en busca del rastro de John. Arthur querría relamente que se había vuelto a ir. Que se había ido hacia el norte sin mirar atrás y que realmente no se había perdido y se sentía estúpido por volver tras sus pasos, sabiendo lo que le gustaba aquello al orgulloso pelinegro.

Unshaken Outlaws | Arthur Morgan x John MarstonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora