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—Quedate quieto —agua salpicó en la cara del rubio—. ¡Quedate quieto santo cielo!
Yeonjun iba a morir de los nervios bañando a Soobin. El bebé chapoteaba con sus manitos y seguía queriéndose llevar sus puños llenos de jabón a la boca.
Aunque Yeonjun también estaba estresado por la falta de intimidad.
Eso era a parte.
—Binnie, no —lo reprendió el alfa encerrando la mano de su cachorro con la suya—. No te va a gustar el sabor a jabón, créeme.
El bebé parecía retar a su papá con la mirada, amenazando con ponerse a llorar en cualquier momento.
Entonces Yeonjun lo dejó.
—Bien —dijo soltando el agarre—. Provecho.
Soobin llevó su puño a su boquita como normalmente lo hacía, pero el solo contanto de su lengua con su piel húmeda lo hizo hacer una graciosa mueca.
Y Yeonjun se carcajeo, por supuesto.
—Te dije, cachorro.
—¿Como lo llevas? —Beomgyu se asomó al bañó.
—De maravillas —se rió de nuevo y Soobin puchereo.
—¿Seguro que no quieres ayuda, Junnie?
—No, tu ve a descansar.
Negando con diversión el omega se fue. Yeonjun pidió paciencia a los dioses, a Buda, a Goku, a la Reina Isabel, pero Soobin no dejó de moverse y llenar el baño y su cuerpo con agua.
—¿Por qué siempre eres tan inquieto durante un baño? —cuestionó lavándole el cabello con cuidado— ¿a quién saliste así de hiperactivo?
Soobin soltó un balbuceo. Yeonjun quiso creer que sonaba a algo como: "Apí"
—Eres tan listo —le tocó la nariz con la punta de su dedo y luego dejó un besito en ella.
Su hijo era tan lindo a pesar de provocarle estrés.
Al final tuvo que rendirse y acabar bañándose también, luego rodeó su cintura con una toalla y a Soobin lo enrollo como a una oruguita con otra, dejando solo su carita visible.
En la habitación se encontró con Beomgyu descansando boca abajo en la cama. Llevaba shorts cortos y nada más.
Miró su parte trasera por un instante antes de hablar.
—¿Ves? Te dije que lo tenía todo bajo control.
—Ya veo —Beomgyu se sentó en la cama y fue vistiendo a Soobin con las prendas que Yeonjun le lanzó. Besaba el cuerpecito del bebé mientras le juntaba crema y este reía, derritiendo los corazones de ambos.
Yeonjun ya había decidido que esa noche su hijo se quedaría a dormir con ellos en la cama.
—Junnie —el omega usó ese tono tan dulce como su olor a tarta que a Yeonjun le encantaba—. ¿Vas a seguir atendiendo en todo a Soobin aunque termine tu abstinencia?
Yeonjun no respondió.
—Porque tengo ganas de que... tu sabes, te dije que podía aguantar mi celo solo pero... —murmuró tres tonos más bajo, haciendo a su esposo saltar en su sitio—... ¿Qué haces?
Yeonjun cargó a Soobin y salió del cuarto corriendo.
—¡Acuesto a este niño!
Beomgyu se rió antes de exclamar—: ¿No dijiste antes de bañarlo que iba a dormir con nosotros?
—Puede dormir con nosotros hasta los quince si quieres —dijo el alfa estando de vuelta, recostando a Beomgyu debajo suyo—. Pero hoy solo te quiero a ti en nuestra cama.
El castaño le dio un piquito.
—Tus deseos son órdenes, alfa.
Sí, se notaba mucho que estaba entrando en celo. Y el alfa lo complaceria por completo.
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