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Beomgyu veía a su pequeño hijo jugar con los legos. Las piezas eran más grandes que sus manitas, y las apilaba una sobre otra en la alfombra de la sala.
—No entiendo por qué tu padre prefirió ir a comprar él mismo las pizzas en vez de pedirlas a domicilio —refunfuño el omega—. ¿Tu lo entiendes bebé?
Soobin lo ignoraba y seguía jugando a construir figuras sin sentido. Beomgyu estaba algo angustiado porque su marido había salido hace ya una hora y todavía no volvía.
Tomando en cuenta que la pizzería estaba a una cuadra, no debería de haber pasado tanto tiempo.
—¿Vamos por él? —se preguntó a si mismo, fingiendo que se lo preguntaba a su cachorro.
Estaba por levantarse cuando la puerta de la casa se abrió y su alfa cargándo dos cajas de pizza entró todo alegre silbando una canción.
Poco le duró la alegría a Yeonjun cuando los ojos de Beomgyu lo escrutaron. Su mirada era fría como el hielo.
—¿Q-qué pasa cielo?
—Oh, no lo sé, tu dime.
El alfa tragó saliva y dejó las pizzas en la mesita de café de la sala antes de sentarse en la alfombra frente a su hijo.
—¡Aaapá! —formuló Soobin extendiéndole una pieza de legó.
—¿Qué pasa cachorro?
Yeonjun la cogió y trató de seguirle el juego a su hijo, pero seguía nervioso porque Beomgyu no le quitaba la mirada de encima.
Después de cinco minutos que parecieron una eternidad Yeonjun no lo soportó más.
—¡Si no me dices cómo la cagué me voy a morir de la angustia! —gritó exagerado.
Beomgyu gruñó.
—¡El que se iba a morir de la angustia era yo idio...! —iba a soltar una grosería, pero no pudo con su hijo presente—...Tonto.
—Espera —el alfa sonrió de oreja a oreja—. ¿Estabas preocupado por mi, omega?
—¡Claro que lo estaba! —respondió Beomgyu con exasperación.
Iba a levantarse y cargar a su hijo para encerrarse con él en su habitación, pero su esposo lo tomó de improvisto y lo inmovilizó contra la alfombra, dándole un besó tierno y extenso. Beomgyu forcejeo para sacárselo de encima, pero terminó cediendo.
—Te amo —murmuró el alfa contra sus labios—. Lamento tardar tanto, había descuento en el local si pedías en persona pero tuve que aguantar una fila infinita, y además tuve que pelear con una señora por quién iba delante de quién.
Beomgyu contuvo una risa escuchando la explicación. Yeonjun siempre terminaba en situaciones así desde que lo conoció.
Quería responderle con un «te amo a pesar de que seas un tonto» cuando un legó se estrelló contra la cabeza del alfa.
—¡Ay! —y otro, y otro más —. ¡Espera Soobin! ¡Ay! ¡no!
Y el omega estalló en risas por el arrebato de su hijo.
Binnie solo estaba protegiendo a su papi omega de su tonto papá alfa.
—Tiene buena puntería —dijo Beomgyu sobando la cabeza de Yeonjun y luego sentándose para comer los tres juntos.
—Sí, supongo que lo sacó de mi —respondió el alfa, y el omega le dio un codazo suavecito.
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