Pequeñas muecas, pequeños gestos, no puedo creer cuanto añoro poder verlos. Se acerca el tiempo, es el momento de correr, en la puerta no queda nada esperanzador, pero no puedo parar de correr. Diría, si pudiera, que corro acercándome a ti, pero en verdad huyo de la verdad.
Me despido después de ver tus 40. Algo no andaba bien.
No es sorpresa lo que encontré en la meta, pero no dejo de guardar la esperanza, añoro que tus 40 sean 75.
Pero tus 40 bajaron aun mas y se quedó allí. Nunca pensé que un número trajera tanto dolor.
Guardo el recuerdo de que aunque tus 40 latidos por minuto no pararon de disminuir, un solo beso y un pequeño arranque de corazón fueron capaces de consolarme en el momento de tus 0 latidos