Suave Toque

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Cuando llegaron a la casa, el omega llevó a Wooyoung a su dormitorio, tenía una cálida sensación en la parte baja de su columna, alguna vez tuvo un celo, así que creía recordar que era algo similar a eso, pero muchísimo más fuerte... La cosa es que Felix lo sentía cada vez que estaba cerca del otro y comenzaba a volverse desesperante notar sus temblorosas piernas.

A media luz y entre sus brazos sentía como si su cuerpo hubiese sido hecho para permanecer en ese cálido lugar, pero algo lo frenaba, algo que el pecoso evadió hasta ahora.


—Woo...


Wooyoung se echó hacia atrás al ver el semblante preocupado de Felix, estaban sobre la cama del rubio, ambos con el torso desnudo.


—Dime qué pasa —sonrió nervioso— ¿Estás bien?

—Estoy bien, pero, hay algo...


Wooyoung sintió un escalofrío porque, por lo general, luego de esa palabras no viene nada bueno que escuchar.

Felix se dió la vuelta, dándole la espalda, dejándolo ver que en la base de su cuello, justo sobre sus vértebras, se apreciaba una marca muy suave, casi desvanecida. Felix ya había sido enlazado en el pasado y la cicatriz permanecía ahí como una evidencia que muchas veces le hubiera gustado no tener, pero el pasado no se puede resolver o borrar.

Sólo hubo un duro silencio y a pesar de que el rubio no podía ver el rostro del alfa, sí podía imaginar el por qué no obtenía ninguna respuesta.

En la sociedad, los alfas generalmente no aceptan omegas con lazos rotos, y esto era por simple orgullo, incluso existían aquellos que ni siquiera reclamaban omegas que no fueran vírgenes y él lo sabía perfectamente, así que trató de evitarlo, colocando una barrera para no dar explicaciones incómodas y para garantizar su seguridad, diciendo cosas como que simplemente le hacía feliz estar solo.


—Está bien, ¿Sabes? —el rubio casi se rompe, sabía las implicaciones de tener esa huella que, aunque apenas visible, existía.


Pero antes de poder decir cualquier otra cosa, sintió cómo el moreno lo rodeo con sus brazos, cubriéndolo en un cálido abrazo, y hundiendo su rostro en el cuello de Felix para poder disfrutar del dulce aroma que desprendía su glándula, ese gesto hizo a Felix relajar sus hombros.


—Entiendo cariño...

—Los omegas siempre recibimos la peor parte de todo —gruñó


Canadá prohibía la discriminación a omegas con un lazo roto, especialmente porque para llegar hasta ese punto, el sujeto debía sobrevivir un infierno de dolor. Muchas veces utilizaban hormonas y supresores de forma prolongada, y esto les ayudaba con el proceso, pero también se traducía como un daño a sus organismos.

Para un omega que rompía su lazo y sin importar la razón que lo llevó a tomar esa decisión, sólo le podían esperar dos caminos, uno era morir y el otro suponía sobrevivir a todo ese castigo para vivir con secuelas mayormente irreparables y un estigma ante la sociedad.

Pero la mayoría de los que lograban sobrevivir terminaban muertos de todas formas, ya fuera por la presión de ser juzgados, por la depresión de no poder sobrellevar el mal estado hormonal de sus cuerpos o porque se tropezaban con alfas agresivos.

Entonces, el hecho de que Felix estuviera vivo era un milagro.


—¿Quién te hizo todo este daño?

Soft Touch || WoolixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora