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—Acercate más.

Recuerda perfectamente cómo llegó a esa situación, recuerda perfectamente cómo llegó a estar acostado en esa enorme cama con Takemichi Hanagaki entre sus piernas, lo recuerda tan bien que aún hace eco en su mente.

—Mikey-kun...— soltó el rubio en un suspiro.

—Dije que te acerques.

El chico más bajo tomo la nuca de Hanagaki para unir sus labios nuevamente aquella noche.

A Takemichi lo había tomado desprevenido, no se esperaba que al entrar a ese cuarto con el ex líder de la Toman este se lanzara sobre el a besarlo como si no hubiera un mañana.

Y estaba confundido, al principio por lo repentino de la situación, y después por el gusto que estaba teniendo por ella.

Es qué ¿como no embriagarse por completo con esos labios sabor a vainilla que sabían hacer muy bien su trabajo?, Hanagaki se preguntaba quién había sido la persona que le enseñó a besar tan bien a Manjiro, para pagarle por tan perfecta enseñanza.

Después de terminar con Hina, Hanagaki se dedicó cien por ciento en salvar a Mikey, pero mientras más se apagaba a él y mientras más pensaba en el las cosas daban muchas vueltas, ya no solo pensaba en salvarlo, ahora también pensaba que quería estar con el todo el tiempo, que quería tocarlo, que quería abrazarlo, quería todo con Sano Manjiro, por eso cuando el rubio cenizo se le echó encima no lo detuvo, por que muy en el fondo era lo que esperaba hace mucho tiempo.

—Ah...

A Hanagaki se le salió un pequeño gemido durante el beso, que paso de ser uno muy simple a otro muy necesitado y con mucha pasión. Sus lenguas se entrelazaban entre sí haciendo un vaivén majestuoso, que cada vez los iba encendiendo más y más.

Las manos de Manjiro no se quedaron quietas, y poco a poco fue sacando la camisa fajada del pantalón de Takemichi, para después empezar a tocar todo lo que podía en la posición en la que estaban.

Hanagaki no se quedaba atrás, aún con su poca experiencia empezó a tocar el cuerpo de Sano, su cadera a su pecho, su pecho a su cuello, todo a su paso y Mikey solo soltaba uno que otro suspiro.

En un momento Mikey cambió la posición y tiró a Hanagaki a la cama, recargadolo después en el respaldo y sentándose sobre su regazo.

—Tocame, Takemichi.

Y a Hanagaki no le importó si eso fue una orden o una petición, pero no perdió tiempo en empezar a tocar con mayor facilidad el cuerpo contrario.

Mientras que masajeaba sus muslos hundía su boca en el cuello de Mikey, haciendo a este abrir su boca y tratar de callar los sonidos obscenos que querían salir de ella.

Pero fue en vano, Takemichi succionaba su cuello de manera maravillosa, sin contar sus manos que ahora están en sus glúteos, tocandolos lentamente torturando al chico.

Mikey se apresuró y tiró a Takemichi en la cama, acostandolo en ella, para después sacarle la camisa por completo, y empezar a besar y tocar todo a su paso.

—M-mikey-kun...

—¿Eso esta bien, Takemichi?— pregunto lamiendo la oreja del chico, haciéndole sentir punzadas eléctricas en su vientre bajo.

El rubio no contesto, solo de deleitó en ver como Manjiro iba bajando cada vez más, hasta llegar al empiezo de su pantalón.

Mikey acaricio todo al rededor de la sona, mirando fijamente a Takemichi a los ojos, con una mirada que decía "prepárate, por que no me voy a detener", aún que el chico nunca pensó en pararlo.

Egoísta | TakemikeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora