Manera #6: Con mucha vitamina C

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En la sala de espera Sunoo no había dejado de jugar con cualquier objeto que se encontraba.

Yo solo lo observaba sentado y moría de ternura, él hacía voces agudas, movía los objetos en sus manos mientras simulaba una conversación entre ellos. Era molesto y hasta daba pena ajena, pero no podía evitar morir de ternura.

Yo observé hasta que Jungwon comenzó a burlarse de él y molestarlo, yo me enojé un poco.
Ciertamente, los chicos siempre tienen una actitud muy extraña con Sunoo, yo sé que él no es precisamente la persona más agradable del mundo, pero tiene su encanto y no merece que lo tratemos así. Hasta hace poco no me había dado cuenta de eso.

Sunoo es bonito así, como un niño pequeño viviendo el sueño y la vida de un adulto.

Yo me acerqué hasta Sunoo y miré molesto a Jungwon él no se percató de mi osadía y lo agradecí, Jungwon es Jungwon. Era muchísimo mejor no hacerlo enojar. La última vez que se enojó con Jake, se lo llevó hasta su habitación, Jake salió al borde de las lágrimas, nadie mencionó nada y él dijo que era mejor no contarnos nada. Desde entonces el temor que le tenemos a Jungwon creció.

Tomé una mandarina de las que nos había traído el staff y se la di a Sunoo, él la tomó jugando y comenzó con sus voces mientras la pelaba y partía.

"¡Ay!, he sido partida por la mitad." Su voz aguda era tan bonita mientras fingía que la mandarina se quejaba de dolor.

Yo sonreí viéndolo, tomé los gajos que él separó, los llevé hasta su boca y él comió jugueteando. Ni siquiera me di cuenta cuando de nuevo estaba sobre mí, esta vez de frente.

"Kiki también tiene que comer mandarina para este fuerte y grande."

Yo había asentido después de escuchar su voz tan suave diciéndome "kiki", nunca había prestado atención a ese apodo y ahora se volvió mi favorito.

Después de eso, él me dio la mitad de su mandarina y ambos la comimos hasta que se acabó.

Él siguió jugueteando, pero ahora con mi cabello, pasaba sus pequeñas manitos por mis hebras y me quedé dormido.
Él también cayó después de mí y se había acurrucado contra mi cuerpo.

Al día siguiente exploté de la vergüenza porque Jake nos había tomado una foto mientras dormíamos.

Maneras de callar a Kim Sunoo: un manual escrito por Nishimura Riki Donde viven las historias. Descúbrelo ahora