OMEGA BRIGHT [𝑾𝑰𝑵𝑩𝑹𝑰𝑮𝑯𝑻]

XI

Han pasado unos cuantos días desde el compromiso y yo aún sigo procesando las palabras que Win me dijo aquella noche;

"Dejáme demostrarte que puedo ser un buen compañero".

En ese momento no supe como responderle y ahora, mientras estoy en mi habitación sigo dándole vueltas a aquellas palabras.

Sinceramente, no sé si puedo confiar en él y tampoco sé si en algún momento lograré enamorarme.

Tocan la puerta de mi habitación y antes de que tan siquiera pueda decir 'adelante' alguien entra.

Es mi padre.

"Bright ven a mi despacho. Tenemos que hablar".

Él da la vuelta y se va. Suspiro y pienso en que me dirá está vez.

Salgo de mi habitación y lo sigo. Cuando entro a su despacho, mi padre dice mientras me mira seriamente:

"Toma asiento".

Algo en su tono de voz me hace sentir inquieto así que pregunto dudoso,  "¿Qué sucede?".

Mi padre se queda en silencio un rato, sin despegar sus ojos de mí y luego de unos segundos, finalmente dice;

"Mira, sé que crees que he hecho todo esto para arruinarte la vida, pero lo he hecho porque me preocupo por ti.

Créeme cuando te digo que ese chico, Win, es tu mejor opción.

Y no te faltará nada con él.

Si cooperas, podrán enamorarse y tener una linda familia. Como la nuestra".

No sé porque mi padre me llamó, ni porque me está diciendo todo esto, pero tengo un mal presentimiento.

"Bright, quiero que sepas que he decidido que... Tienes que irte a vivir con Win".

Al escuchar esas palabras, siento como si un balde de agua helada cayera encima mío.

"Ya lo he hablado con Win, él está de acuerdo".

Quiero decir algo, pero las palabras no salen de mi boca, por lo que doy la vuelta y salgo a toda prisa, dirigiéndome a mi habitación.

Comienzo a llorar, porque a pesar de que siempre he anhelado con poder irme de esta casa para así librarme de mi padre, nunca pensé que sería de esta manera; yendome a vivir con un extraño.

A lo lejos puedo escuchar las voces de mis padres:

"¿Por qué se lo has dicho? Acordamos esperar más tiempo".

"Es mejor hacerlo de una vez, ¿para qué alargar las cosas?".

"En verdad eres...

Olvídalo".

Escucho fuertes pisadas acercándose a mi habitación y luego la puerta se abre.

Es mi madre que al llegar a mi lado y ver mis ojos llorosos exclama:

"Oh, cariño"  y luego se acerca para abrazarme.