"No digas estupideces, Yeh Shuhua." Soojin se quebraba lentamente viendo la fragilidad de su novia. "Amor, estoy aquí." Decía mientras cada palabra le quemaba la garganta. "Contigo, Shuhua, deja que me acerque." Susurraba sintiéndose impotente mientras intentaba calmar su cuerpo agitado.
"No puedes salvarme, Soojinah." Susurró en respuesta la pelinegra mientras apretaba su mandíbula. "No puedes estar siempre para mí." Continuaba exasperada. "No puedo depender de ti aunque ya esté hasta los huesos por ti." Shuhua escuchó un fuerte sollozo proveniente de su novia causándole un gran hueco en el pecho. "Tienes que continuar tu vida, sin mí, yo no valgo la pena." Hablaba mirando al firmamento. "Deja que me vaya, cariño, por favor." Terminó cerrando fuertemente los ojos.
"Shuhua." La pelirroja sorbió su nariz mientras limpiaba con enojo el rastro de las lágrimas con sus nudillos. "Puedes hacerlo mejor, eres más que esto." Fue levantando levemente su tono de voz mientras miraba la espalda de su novia quien estaba peligrosamente sentada en todo el borde de la azotea.
"No te dejaré hacerlo." Habló muy segura de sus palabras. "No te dejaré hacerlo, sin antes haberlo intentado de nuevo." Su voz estaba más ronca de lo habitual por el llanto que antes había derramado, mientras se acercaba un poco más a la pelinegra sin hacer mucho ruido.
Se apresuró antes de que su novia diera un paso en falso y se lanzó con ambas manos abiertas tomándola de la cadera y atrayéndola hacía ella.
(...)
Una hora después Soojin se encontraban en la misma posición, sosteniendo firmemente a la pelinegra entre sus brazos mientras esta sollozaba angustiosamente.
"Todo estará bien, cariño." Murmuraba pausadamente intentando encontrar las palabras correctas. "Estoy aquí." Continuaba mientras levantaba su mano izquierda para acariciar la sedosa cabellera de la pelinegra. "No llores más, bebé." Finalizó otorgándole más caricias tranquilizadoras.
"¿Por qué Soojin?" Entre sollozos la pelinegra hablaba. "¿Por qué seguir intentándolo?" Tomó una fuerte bocanada de aire, se deshizo del agarre fuerte de la pelirroja dándole a entender que no haría nada peligroso y posicionó su cuerpo enfrentándola.
"Mírame, Soojin." Exigió fríamente llevando su mano a la mandíbula de la pelirroja, levantándola y obligándola a que la mirada a los ojos. "Soy una puta enferma sin remedio, no siempre estarás para salv–."
"¡Basta!" Gritó Soojin exasperada. "Déjalo Shuhua." Bajó el tono de voz mientras pasaba sus manos alisando su cabellera rápidamente llena de frustración.
"Es mi jodido problema sí quiero estar para ti." Respiró profundamente y continuó. "Tomaré las consecuencias que sean necesarias solo sí puedo hacerlo mejor por ti." Su garganta se secó y de nuevo sus retinas se llenaron de lágrimas.
"Te amo tan profundamente que duele, duele tener que verte de lejos, rogar por tu tiempo, duele sentirte cada vez menos." Un fuerte sollozó quebró la quietud que brindaba la brisa nocturna. "Pero no te culpo, sé por lo que has pasado y entiendo cómo te sientes, por eso no desisto. Puedes hacerlo mejor, sé que lo harás mejor." Terminó de hablar acercándose a la frágil mujer en frente suyo y dirigió sus labios a la cabeza de esta dándole un suave beso en la coronilla, a su vez tomó las manos de la pelinegra en las suyas y las apretó suavemente.
Shuhua por su parte guardaba silencio perdiéndose en sus pensamientos, no merecía a Soojin pero la tenía, eso bastaba para que voluntariamente quisiera hacer algo mejor por sí misma.
"Comenzaremos de nuevo, juntas." Prometió mientras la miraba a los ojos intentando transmitirle la seguridad que sentía. "No te soltaré, Shuhua."
(...)
Varios meses transcurrieron después del fuerte episodio en la azotea del edificio donde vivía Shuhua.
El amor que sentía la pelirroja por Shuhua iba más allá de lo comprendido. Tenía la capacidad mental para brindarle luz a la oscuridad con la que su novia cargaba, siempre se excusaba de alguna manera en la oficina para acompañar a la pelinegra a sus terapias, pasaba por el apartamento de Shuhua cada tres o cuatro noches por semana a prepararle la cena, ya que Shuhua insistía en que era un asco cocinando.
Soojin realmente se esforzaba por ser una persona incondicional para Shuhua, a su vez Shuhua cuidaba más de su salud mental, dándose y dándole la oportunidad al último suspiro de vida que tomó voluntariamente. El lazo afectivo que ambas habían desarrollado era casi perfecto, excepto cuando Shuhua decaía pero ahí estaba Soojin para sostenerla justo como prometió hacerlo.
Las cosas habían mejorado de una manera increíble, todo marchaba bien hasta el punto en el que volvieron a consumar su amor bajo las sábanas, Soojin disfrutaba mucho a la hora de hacerle el amor a la pelinegra porque esta se entregaba espiritual y físicamente.
Entre gemidos y gritos de placer la pelinegra le decía que la amaba, mientras se perdía tocando las puertas del cielo.
En cuestión, la depresión es el abismo en tu cerebro que da pasos agigantados hasta el mar de pensamientos abrumadores que no tienen explicación tácita, aunque sí alguien promete sostenerte impidiéndole a tu mente ahogarse seguramente la mejoría vendrá. No olvidemos que sí luchamos solos la salida no se encontrará, pero sí tomamos la decisión de buscar un tratamiento adecuado y apoyo moral, nuestra calidad de vida se puede equilibrar.
Queridos lectores, esta historia es una de las más personales y sinceramente quería publicarla para dejar un mensaje de aliento. No estamos solos cuando vagamos enfermos en este mundo de mierda. Tu padre, tu hermano o un idol puede ser tu polo a tierra y está bien,
Ánimo, seguiremos adelante pase lo que pase.
Por último, quiero decirle a Lian gracias.
Por ser la fuente de mi inspiración en algunos fragmentos,
All the love -Juli.
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ℙ𝕣𝕖𝕤𝕤𝕦𝕣𝕖. - 𝕊𝕠𝕠𝕤𝕙𝕦.
FanfictionEl tiempo se ralentizó, mientras su corazón bombeaba rápidamente. Levantó ambas manos hacía el cielo y le pidió perdón al Dios que no pudo ayudarle. (...) Advertencia: Historia en donde se toca explícitamente el suicidio, las enfermedades mentales y...