N̸y̸m̸p̸h̸o̸m̸a̸n̸i̸a̸

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☾❆𑁍❆𑁍❆𑁍☽

Ya eran casi las 12 de la noche, todo era tranquilo en las calles de Yokohama en la cual no había nadie, solo una que otra persona andando por ahí, en un departamento de dicha ciudad, se encontraba un chico de cabellos ondulados de un tono castaño claro escuchando cada palabra de su novio quien le alegaba a gritos, otra vez, no era algo nuevo puesto que siempre terminaban peleando por algo y ya sabía en qué iba a acabar, aunque al castaño le daba más gracia lo bajo que era su pareja le llevaba unos 20 cm más o menos, mantenía el gesto neutral o de lo contrario estaría riendo,mientras tanto, el otro joven cual era pelirrojo se la pasaba alegando por varias razones.

Se dio cuenta que su novio no le estaba prestando atención por el hecho de que no respondió a ninguna de sus preguntas, miro fijo al de ojos chocolate tratando de mantener la postura seria que ya tenía desde que empezó, llevaban como una o dos horas de pie, Osamu al principio trato de razonar con Nakahara pero este parecía no querer hacer caso, así que mejor guardo silencio y escucho todas las quejas, como se dijo antes, no era de esperar que se pelearán.

¿terminaste? — cuestionó el castaño manteniendo la mirada fija sobre los ojos azulados de su novio quien aún tenía el ceño fruncido haciendo notar su molestia, este solo soltó un chasquido.

Es difícil lidiar contigo, Dazai...todo el tiempo tengo que estar diciendo que tienes que hacer, aparte no haces mucha cosa en esta casa, solo veo que en las mañanas te levantas a ir sabrá judas donde y regresas tarde — replicó el más bajo evitando querer gritar nuevamente, el castaño seguía con el mismo gesto. — desperdicio de vendas — habló nuevamente.

La mirada de Dazai en ningún momento de la pelea cambió, cosa que era normal y Chūya sabía mas o menos que iba a pasar. A los pocos minutos Chūya se encontraba acorralado contra la pared mientras que Osamu besaba y mordía su cuello como si fuera todo un deleite dejando marcas notables, después de eso el ojiazul iba a despertar molesto pero le resto importancia, algunos que otros jadeos estaban presentes ya, cosa que no ayudaba a ninguno de los dos y aunque la idea fuese algo incomoda no tenía otra opción, el castaño cargo a su contrario dirigiéndose al sofá, sin problemas para Chūya pero incómodo para Dazai pues el último es más alto que el pelirrojo.

No pasaron ni 10 minutos para que los gemidos y jadeos rogando por más se hicieran presentes, eran muy agresivos, a pesar de la posición algo incomoda por el lugar en el que estaban no dejaron sus cosas de lado. El de mayor estatura mantenía el ritmo de las embestidas con rapidez y un tanto de fuerza soltando alguno que otro débil gemido, mientras que el pelirrojo no dejaba de rogar aunque quedara afónico a la mañana siguiente y que los vecinos vengan a tocar por el ruido, leves lágrimas de placer brotaban de sus ojos a la vez que un hilo de saliva estaba escurriendo de la comisura de sus labios, amaba esa sensación de querer que pare pero a la vez tener deseos de más.

Pasaron dos o tres horas aproximadamente, Chūya estaba mirando a Dazai entre leves jadeos mientras que el castaño estaba como si nada cambiando las vendas de su torso, pues por sus encuentros el ojiazul solía rasguñar su espalda al grado de dejarlo casi sangrando, dolía pero era un tipo de dolor placentero para el, sentía la mirada de su novio sobre si pero no hacía nada.

¿ves lo que empiezas? — bromeó Dazai con su típica sonrisa recibiendo un leve chasquido nuevamente, este soltó una leve carcajada, se puso el pantalón como mínimo para luego hacer lo mismo con su novio.

Trato de llevar cuidado al cargarlo, pues siempre se quejo de que le quedaba doliendo de la cintura para abajo — pero para pedir no se queja — era lo que pensaba siempre que pasaba.

Al final, los dos se bañaron y se pusieron un nuevo cambio de ropa seguido de ello recostarse dejando al mas bajo sobre si

tu limpias — dijo el más bajo, antes de que su contrario reclamará solo plantó un corto beso sobre sus labios en un intento de callarlo cosa que funcionó.

Un beso, otro beso y otro seguido de ese, empezaron otra vez, pues los dos no podían estar sin follar cada cierto tiempo, dos días era lo que aguantaban para ser exactos.

Lo demás se lo dejo a la imaginación del lector.

A la mañana, como era de esperar a Chūya le dolía horrible la cadera y Dazai ya no estaba en cama pues se levantaba más temprano.

Cuando Osamu llegó a la oficina, lo recibió el albino con una leve sonrisa la cual se torno a una mirada de seriedad tratando de contener las risas, pues la razón era por las mordidas y marcas que tenía en lo que se lograba ver de su cuello.

— ¿que te paso? ¿Otro intento de suicidio acaso? — miró el joven entre una mirada poco seria pero evitando reír, sabía lo que pasaba entre el chico de la Port Mafia y el

Uy si, casi muero — dijo Dazai rompiendo a carcajadas con Atsushi.

¿A eso le llamas relación? — entró un chico con lentes mirando al castaño entre el ceño levemente fruncido.

Ni los buenos días me dices..Que tu no hayas encontrado a la mujer que dices es tu ideal no es mi culpa, Kunikida — soltó a reír nuevamente recibiendo un golpe con la agenda en la cabeza.

A veces no se como te aguanta.

No hay nada que un poco de sexo no ayude — sonrió Dazai para luego ir a su puesto, dejando a un Kunikida algo molesto y a Atsushi de lo más normal.

No era la primera vez que todo pasaba, incluso era algo del diario.

☾❆𑁍❆𑁍❆𑁍☽

『₦¥Ⲙ₱ĦØⲘ₳₦Ɨ₳ 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora