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☾❆𑁍❆𑁍❆𑁍☽
̶H̶̶a̶̶c̶̶e̶ ̶4̶ ̶a̶̶ñ̶̶o̶̶s̶ ̶a̶̶t̶̶r̶̶á̶̶s̶
☾❆𑁍❆𑁍❆𑁍☽

En ese mes, el pelirrojo notaba ciertas actitudes extrañas en el castaño más su ahora habla distante con el, no le molestaba pero era extraño ya que a veces lo trataba bien cuando se le daba su gana pero ahora ni siquiera se quedaba con el antes de dormir y siempre se encontraba evadiendo las misiones que tenía con el ojiazul, si le preguntaba cambiaba de tema o directamente lo ignoraba como si no estuviera ahí.

Pensó que posiblemente era así por la muerte reciente de Odasaku, pero ¿que culpa tenía el? ¿Por qué a él lo ocupaba como una manera de desquitarse?, muchas preguntas y muy pocas respuestas.

Una noche, el ojiazul se encontraba en su alcoba, observando la luna que se miraba desde el ventanal, las cortinas blancas solo dejaban entrar una leve iluminación en la habitación, el pelirrojo observaba atento mientras que sus brazos envolvían sus piernas manteniendo estas juntas pegadas a su pecho y su mentón posado en sus rodillas, absorto en sus pensamientos, no sabía que le pasaba a su compañero y peor aún, no sabía que esta pasando por su mente cosa que en cierto modo le era de preocupar. A la media hora, el sonido de la puerta abrirse lo sacó de su trance girando la mirada hacia aquella puerta café con leves detalles rojizos, encontrándose con la silueta del castaño quien solo se quedó estático en su lugar mientras que el pelirrojo sentía los ojos del hombre posados sobre si causándole escalofríos al momento de pensarlo.

Se quedaron así unos cuantos minutos hasta que el castaño entró al cuarto cerrando la puerta de este, Chūya por su parte dejó su posición tomando la postura firme sentándose bien sin dejar de observar aún sintiendo esa mirada perdida sobre su ser, una mirada llena de pesadez y tristeza, podía asegurar que Dazai soltaba un aura de melancolía mezclada con la desesperación de su alma pues había perdido a su mejor amigo y compañero hace poco, los pasos pesados del castaño se hicieron presentes acercándose lentamente hacia el pelirrojo hasta quedar frente a el.

Todo estaba lleno de silencio, un silencio que decía mucho y hasta cierto punto Chūya sentía la tristeza de Dazai, este último se arrodilló o más bien se dejó caer de rodillas contra el suelo de madera quedando frente a las piernas del pelirrojo que estaba confundido con su actitud, hasta que sintió los brazos fríos del castaño rodear su torso formando así un abrazo torpe, las manos heladas con vendas buscando aferrarse de su ropa y cuerpo lo más posible, por último pudo sentir una leve presión en su pecho junto a una leve humedad mirando hacia el castaño quien había ocultado la cara en su pecho tratando de mantenerse. .por último el castaño sin aguantar más rompió en llanto. El pelirrojo no sabía que hacer en esos casos, ver a su compañero así le causaba un nudo en el estómago ¿culpa? ¿Remordimiento? No sabía, en un torpe intento de consolarlo acarició su cabeza con la mayor delicadeza posible, como si de un toque brusco pudiera romperse, el ejecutivo más joven y cruel de la Port Mafia se encontraba llorando desconsolado sobre el pecho de su compañero sin poder hablar o pronunciar una sola palabra mientras que el pelirrojo solo observaba y acariciaba su cabeza.

Era la primera vez que lo veía así, posiblemente había llorando ya muchas veces pero no frente a alguien, solo así podía notar que el motivo de su distancia fue para no tener que quebrarse frente a él y así poder hacerse el fuerte con facilidad, pero esa noche decidió por fin soltar todo lo que se guardo en dos días.

Paso un buen rato para que todo volviera a un silencio, ambos ya estaban sobre aquella cama amplia que era adornada con algunos lazos de los cuales colgaban distintas formas de piedras de apenas un tono rojizo que se daba a notar un poco, el ojiazul estaba recostado mientras que el cuerpo del vendado yacía sobre el cuerpo del contrario sin dejar caer mucho su peso, no lo había soltado en todo ese tiempo, el pelirrojo prefirió no pronunciar nada sobre el tema así que solo se dedicaba a pasar sus dedos entre las hebras castañas con calma ya que la cabeza del más alto se encontraba posando la oreja sobre el pecho del pelirrojo escuchando atento a los latidos de este. La tranquilidad volvía a su alma con tan solo estar a lado de su persona no favorita, según el, un suspiro salió de su boca, pero no fue de desespero o irritación si no que fue un suspiro lleno de alivio.

『₦¥Ⲙ₱ĦØⲘ₳₦Ɨ₳ 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora