Charasuke estaba acostado en la cama clavando una mirada muerta en un punto fijo de la habitación, estaba aferrado a una almohada de tomate muy linda que había comprado especialmente para su bebé, todavía recordaba la felicidad que había sentido ese día, esa felicidad que rápidamente se convirtió en dolor y frustración con un toque de tristeza.
Él había elegido y personalizado la almohada, había grabado el nombre de su hijo en la parte de atrás del tomate junto con varios corazones, Menma había contactado a varias personas para elegir el material, la confección y el diseño de las letras por capricho de Sasuke, pues el pequeño Omega quería lo mejor de lo mejor de lo mejor para su cachorro y Menma no iba a negar el capricho de su pareja, todo por una simple almohada, incluso Charasuke se negó a darle una habitación propia, no quería estar separado tanto tiempo de su bebé, por lo que optaron por una cuna en su habitación, adaptando todo para su estadía ahí, poniendo protectores, aire especial, varios juguetes y ropa con varias formas.
Lástima que el pequeño cachorro muriera en el parto.
Charasuke se lamentaba, se culpaba por no haber sido lo suficientemente fuerte para darle un hijo a Menma, no era un buen Omega, no era inteligente ni cumplido en la academia y ahora ni siquiera era apto para dar a luz, hubiera preferido morir él que a su cría, nuevamente lloró aferrado a la almohada, hace meses que no dormía ni comía adecuadamente, Menma no estaba mejor, pero se preocupaba más por la estabilidad de su Omega, pues en los primeros días ni siquiera lo dejo entrar a la habitación que compartían, se aisló por completo del mundo, él por su parte se encargo de la casa y de las disculpas de sus amigos, familiares y maestros, prácticamente de toda la aldea.
Itachi quería estar con su hermano pero esté se negó a ver a alguien incluso a su madre, Kushina por otra parte ayudó a su hijo a sobrellevar la situación pero el rubio solo quería estar con su pareja, después de varias semanas pudo entrar a la habitación y se desgarró con lo que vio al entrar, su pareja predestinada estaba desnutrida y descuidada, sentía por su lazo que sufría, pero verlo con tus propios ojos causaba impotencia y preocupación.
Con el paso de los días intentaban que las cosas mejorarán, que comiera adecuadamente y durmiera lo necesario, incluso la actitud dependiente de Charasuke alimentaba la necesidad de Menma aunque esté no lo decía, gracias al padre del rubio se habían dado un tiempo de las misiones y el trabajo, Minato intentaba ayudar a la pareja a su modo, ya que no podía meterse más de lo debido.
Regresando al presente, Charasuke seguía llorando pero está vez unos brazos rodearon su cintura formando un abrazo por la espalda, sintiendo como Menma dejaba pequeños besos en su cuello y lo consolaba, cosa que hizo que el Uchiha llorará con más ganas, una vez calmado quitó su rostro de la almohada, soltando pequeños sollozos, apenas residuos del llanto.
-Me gustan más tus abrazos que la almohada de tomate- Susurró Charasuke dándose la vuelta para corresponder el abrazo.
El Uchiha sintió como el pecho de su alfa subía y bajaba, producto de la pequeña risa que soltó.
-Escuchar que me prefieres a mi antes que a un tomate... Puedo morir en paz- Comentó dejando un beso en la cabeza, abrazándolo con todo el amor posible mientras acariciaba su espalda con suavidad.
Se sumergieron en un silencio imposible de catalogar para Menma que se había acostumbrado al ruido del pelinegro pero también verlo decaído y llorando todos los días desde ese día, era simplemente horrible, por lo que tenerlo tan tranquilo en sus brazos era reconfortante, por otra parte, Charasuke se separó un poco del abrazo para poder hablar, en cuento Menma sintió como el pelinegro se separó puso toda su atención en él.
-Nuestro hijo hubiera sido hermoso... Demasiado para este mundo- Susurró el Uchiha temblando ligeramente mientras que sus dedos formaban figuras imaginarias en el pecho del Uzumaki.
-Obviamente, sería el más fuerte de la aldea hoja- Continuo el alfa sabiendo que era una de las fantasías del chico, sin embargo, muy en el fondo sabía que era cierto.
Charasuke soltó un suspiró sentándose en la cama, separándose involuntariamente del abrazo, el rubio le extraño la actitud de su Omega, pues, normalmente el pelinegro querría más mimos y dormirse en sus brazos, era una rutina pulida en esos meses.
-Es mi culpa que haya muerto- Respondió de forma seca, el Uzumaki se sentó a su lado dispuesto a contradecirlo pero el pelinegro se adelantó y empezó a hablar -Menma, si hubiera dado más esfuerzo en el parto y mi cuerpo fuera más fértil no hubiera pasado- Dijo Charasuke confesando su tormento.
Era una plática que ambos estaban evitando, por temor a que su pareja los dejara, ambos sentían culpa, los dos pensaban que no habían hecho suficiente y el pelinegro lo saco a flote.
-No es asi- Hablo con voz ronca el alfa de la relación -Tu cuidaste con tu alma a ese niño, comías adecuadamente, hacías ejercicios, incluso le cantaste y hablaste durante horas, solo que no pudimos predecir una hemorragia en el parto... Chara, mírame- Ordenó Menma desesperado.
El Uchiha se encogió en su lugar volteando a ver a el Uzumaki con temor, sus ojos cristalinos nuevamente estaban presentes, mirando a los hermosos ojos azules llenos de determinación y seriedad, justos los mismos de los que se había enamorado.
-Que te quede claro, tu hubieras sido el mejor padre de este planeta... Así como eres el mejor esposo que hubiera tenido- Le dio un casto beso en los labios para continuar -Me duele su muerte, pero mi amor, tú diste todo de ti y más- Determinó acariciando las mejillas de su pareja.
Era duró y tenían mucho camino por recorrer, sin embargo, ambos se apoyaban entre si, se consolaban, eran los soportes de cada uno.
La vida era inesperada, una montaña rusa de emociones, nadie sabe lo que les espera en un futuro...