—¿Sabes? Esta biblioteca es hermosa. No lo sé, sinceramente la he estado observando e investigando mucho sabes. Es no se, como una de esas maravillas que quieres conocer por ti mismo. Hay muchos libros aquí, me releí muchos que están en wattpad y otros que literalmente aún no tienen su libro en físico en físico aqui. Osea es un lugar perfecto
—Me gusta que te guste mi ilusión pero. Creo que es hora de que despiertes...
—¿Que? ¿Por qué? —Me preocupe
—Si te quedas mucho tiempo capaz y no podrás volver a despertar y todo. Se caerá aparte de ser mi mundo también es tu sueño. Y aunque sea tan real —Me golpeo en el hombro— Puede hacerte daño.
—Entiendo. —Suspire
—¿Quieres saber más cosas? —Miro con una linda mirada se veía calmado no como el chico amargado al cual había conocido hace pocos días o horas en realidad no sabía como iba en tiempo aquí.
—Quiero conocer la biblioteca...Antes de irme
—Me analizó y luego sonrió —Esta bien Angélica.
—¿Como me llamaste?
—Por tu nombre real. ¿O no es ese? Cada día que pasa. Aparte de perjudicarte también te conozco sin necesidad de hablar si no te vas. Seras parte de este mundo para siempre...y aquí no todo es color de rosas —Sus ojos mostraron un destello rojo por encima del color marrón oscuro
—Mejor llámame Elias en estos momentos soy un hombre y tengo un miembro viril. Se levanta cuando me paró en la mañana —Me puse nervioso
—Se empezó a reir— Demasiada infirmacion. Camina tenemos un largo recorrido
Lo seguí y todo fue tomando más forma a solo esa recepción bien pulida Y Organizada era perfecto mármol. En las columnas el color era salmón el de las paredes pero un poco más claro. Casi blanco todo estaba bañado de barniz las estanterías y demás el segundo piso era una escalera negra parecía una película mi corazón se paralizó en el momento que vi la cafetería y demás era perfecto. Y habían inscritos en Griego me parecía un lugar perfecto para estar el café era gratis, no porque solo estuviéramos el y yo. Si no que la máquina lo decía comida y demás gratis era...perfecto candelabros que iluminaban ese gran lugar se veían tan completos y llenos. Era un sueño
—Te falta mucho por conocer Elias.
—¿Mucho mas? —Lo miré
—Si, aunque no lo creas hay un gran teatro en casa en cada esquina de la biblioteca lo usamos muy pocas veces pues es una biblioteca y puedes poner cualquier canción en estos momentos pero yo pondré una. Pues soy el que maneja este lugar.
—¿Esta bien? me mostré desconcertada ¿una biblioteca con equipo de sonido?
¿Que faltaba la Reina Isabel?
—Sabes mejor no. No hay mucho tiempo te quedan 24horas...
—¿¡24 HORAS!?
—Será mejor que te apresures veas lo que quieras y me hagas tus últimas preguntas niño.
—Hablemos en la cafetería...
El tomo dos cafés y se sentó en la silla las horas pasaban muy rápido así que solo sería cuestión de segundos o minutos para terminar todo y no estadia en ese lugar
—Pregunta
—Pregunto.
