genkaku.

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—¡Reborn!

Habían pasado dos semanas desde que Reborn había visto a Auron, pero esta vez esperó afuera del hospital, a varios metros de la entrada.

Reborn levantó la vista de su teléfono y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, mientras el enérgico paciente del hospital cruzaba el estacionamiento. En poco tiempo, Auron estaba parado frente a Reborn, ansioso en todos los sentidos por llegar al gimnasio.

—No he puesto un pie afuera en semanas —él miró a su alrededor. El día era extrañamente frío, con una brisa ocasional de vez en cuando, haciendo que las hojas doradas crujieran en los árboles de arriba. Esos ojos mieles examinaron todo, inflexible con asimilarlo todo.

Auron metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta, sus hombros encorvados. Una bocanada de humo salió de él mientras exhalaba. Estaba más pálido que antes, y las bolsas debajo de sus ojos estaban más oscuras. Auron parecía exhausto. Más exhausto de lo que parecía, pero allí estaba, emocionado de ir a entrenar un rato.

Reborn ni siquiera había ni dicho su primera palabra antes que Auron moviera la cabeza a un lado para prestarle toda su atención.

—El gimnasio está por allá a unos diez minutos —Reborn señaló hacia el camino.

—¡Entonces vamos! —Auron avanzó poderosamente, obligando a Reborn a alcanzarlo con un ritmo acelerado, lo quisiera o no.



El sonido de sus zapatos chirriando contra el piso del gimnasio era tan estimulante para la memoria que causó que Reborn se tomara un momento y recordara los viejos tiempos, como si hacerlo lo llevara al pasado cuando jugaba voleibol todos los días luego del colegio. Después de un rato, abrió los ojos y suspiró, luego cruzó la cancha hacia la red. Había traído su propia pelota de voleibol, en caso de que no se les diera ninguna.

—¿Cuál era tu posición cuando jugabas? —Auron preguntó en voz alta, finalmente sacando sus manos de los bolsillos de su chaqueta. Echó la cabeza hacia atrás mientras inspeccionaba el gimnasio.

Reborn botó la pelota en el piso dos veces— Setter. ¿Tú?

Auron sonrió— Yo era el capitán del equipo y el as —dio un simulacro de balanceo de su brazo, como si se disparara— ¿Crees que puedes arrojarme?

—Por supuesto.

Reborn y Auron llevaron una especie de comunicación tácita entre ellos. Tenían una relación extraña, por decir lo menos. Reborn respondía sus preguntas con frialdad, con poca o ninguna emoción, pero Auron apreciaba esas respuestas y respondía con entusiasmo. No parecía ofenderse fácilmente. Auron era muy diferente de todos los demás chicos que Reborn había conocido antes que él.

Donde la mayoría de las personas se separaban, Auron se apoderó y no lo soltó, siendo tan persistente como enérgico. Fue muy inquietante. Reborn se dio la vuelta y frunció el ceño.

«No te hubiera dado mi número si no fueras un paciente...»

El joven de cabello castaño rebotó la pelota nuevamente y caminó hacia su posición.

—Todo esto es muy nostálgico —la voz de Auron estaba llena de emoción. Dio varios pasos hacia atrás para preparar su lanzamiento. Mentalmente, estaba más que listo para atacar, pero no tanto físicamente.

Auron perdió el set de Reborn doce veces.

—M-Mierda —su frustración fue desenmascarada—. ¡Tírame de nuevo! —lanzó la pelota a Reborn.

«No hay quien te pare, ¿verdad?»

Tomando la pelota en sus manos, Reborn apuntó hacia la ubicación aproximada de dónde Auron la clavaría. Quería que lo disparara al menos una vez para que Auron no tuviera un ataque de pánico.

Viendo a Auron correr hacia adelante, Reborn puso la pelota perfectamente. Lo trajo de vuelta a sus días de escuela secundaria. Ahora si solamente el enfermo la golpeara.

El sonido de la palma de la mano de Auron chocando con la pelota sonó como una explosión. Reborn se estremeció. Había pasado tanto tiempo desde que había escuchado algo tan fuerte. Fue increíble.

—¡Já! ¿Viste eso? —Auron estaba lleno de emoción. Estaba extasiado—. ¡Lo piqué perfectamente justo ahora! ¡Ese lanzamiento fue perfecto! —sin dudarlo, corrió por la cancha para recuperar el balón.

Reborn sabía que correr probablemente no era lo mejor que debería haber de estar haciendo, pero no dijo nada al respecto. La pelota fue arrojada hacia él, y nuevamente, volvió a lanzar la pelota para Auron.

Después de tres sets, hubo otro golpe, y otra ovación del ex as. Reborn levantó las cejas.

—Impresionante —observó la bola rodar más lejos de ellos, y esperaba ver a Auron siguiéndola, pero, en cambio, no vio nada. Volvió su atención al único otro en la habitación.

Auron miró a lo lejos desde más allá de la red, su rostro con una expresión confusa. Después de un momento, en voz baja, habló.

—Ellos ... ¿No están realmente allí, verdad? —las palabras salieron desanimadas de su boca.

Reborn miró en dirección a donde Auron estaba mirando. Nadie. Eran los únicos dos en el gimnasio. Metió la uña del pulgar en el costado de su dedo índice y volvió su mirada hacia Auron.

—No están realmente allí —tuvo que obligarse a decir aquellas cuatro palabras.

Auron articuló un "Ok", antes de retroceder varios pasos— ¿Podrías arrojarme un poco más?

—Por supuesto —Reborn asintió una vez, y eso fue todo lo que Auron necesitaba escuchar antes de salir corriendo a buscar la pelota.











N/A:

Tenía pensado que en verdad hagan otra actividad que quedara bien con ellos (ya que no juegan vóley) pero sería más trabajo por hacer, puesto que tendría que recrear toda la escena y tal vez quedaba aún más larga.

⠀⠀in another life⠀⠀( rebornplay )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora