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JongIn no se había unido a las fuerzas del ejército exactamente, sin embargo, como un teleporter más que había sido sacudido por la tragedia de la guerra, prestó sus servicios al Emperador para ponerle fin a la contienda.

(Y, de hecho, su don habría sido una verdadera ventaja si la razón detrás de esta no se encontrara desaparecida durante doce años, el tiempo que había durado la guerra).

Tenía diecisiete años cuando lo hizo; era un mocoso que no sabía nada más que ocultarse, cubrirse los oídos cuando alguna explosión se escuchaba cerca y orar para que su familia no resultara herida.

Fue una tontería; al final, JongIn se había quedado completamente solo, desprovisto de la protección de su madre y hermanas y los brazos cómodos de su padre.

Sin motivos ni un rumbo exacto, decidió que su existencia debía valer la pena, tener significado, y acudió al palacio real, totalmente descorazonado y con el pecho lleno de pesadez.

Fue entonces cuando le fue encomendada su misión, la maldita cosa que había tomado el rumbo de su vida durante más de una década.

JongIn suspiró larga y profundamente y cerró los ojos por un momento, tratando de descansar mientras repasaba todo en su mente una vez más.

La guerra había sacudido The War desde que el heredero al trono, Do KyungSoo, fue secuestrado por La Red Force a los diez años de edad. La Red Force era una fuerza enemiga que llegó a The War con intenciones ocultas; años después expondrían sus deseos de conquista al intentar derrocar el reino de Do y deshacerse del joven heredero.

Cinco años después del inicio de la guerra, el líder de La Red Force fue derrocado en batalla y todo pareció calmarse un poco por un tiempo. Se llegó a una paz pasajera, mientras un nuevo líder se hacía con el mandato y los Do promovían la búsqueda de KyungSoo. No duró lo suficiente, sin embargo, antes de que todo estallara de nuevo.

Cegado por la muerte de su padre, el nuevo líder decidió continuar con la guerra después de alegar que el pequeño príncipe se había escapado de sus manos hace un tiempo. Fue un golpe profundo para el Emperador y su esposa y, de forma inevitable, el conflicto volvió a sacudir las tierras de The War.

En medio de todo aquel desastre, como mandato real, los teleporter habían sido reunidos y cargados con la tarea de buscar incansablemente a Do KyungSoo. La habilidad que poseían era un punto a favor y, no obstante, no había sido nada más que una búsqueda infructuosa durante casi trece años. 

Como si el príncipe heredero hubiera sido tragado por la tierra. Como si nunca hubiese existido.

Abrió los ojos e inmediatamente después maldijo por lo bajo cuando los rayos del sol incendiaron sus pupilas sensibles. Cubrió su rostro con una mano para aplacar el repentino golpe de luz y cuando se encontró mejor, suspiró una vez más y alzó cuidadosamente la mirada.

Notó entonces que no se había tratado del sol calmado y pacífico lo que le había causado dolor, sino un light en plena lucha que lo iluminaba todo al punto de resplandecer con tanta fuerza que era capaz de quemar a sus oponentes cercanos.

JongIn exhaló y se puso de pie lentamente, con calma y en silencio. Miró a su alrededor con un aire de nostalgia, admirando por última vez el campo floreado que se había mantenido bello y resguardado durante los últimos años, y luego desapareció con un chasquido.

Un segundo después, un cuerpo quemado cayó sobre el lugar exacto donde JongIn había estado de pie y una honda de luz invadió los alrededores, destruyendo todo a su paso.

. . .

Ser un teleporter no te volvía inmune al desastre de la guerra. Aunque podrían escapar de forma inmediata y exitosa, esquivar ataques con mayor precisión y salvaguardar a algunas personas, si se hacía demasiado uso de la habilidad, el teleporter estaría condenado a la fatiga durante un par de días, mientras la energía regresaba y volvía a circular en su centro mediante la meditación.

The (Allure Of) War - [EXO Fest: One Universe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora