VI

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Jimin

Una enorme ventisca junto con una densa nieve blanca, habia comenzado a esparcirse por la ciudad desde hace una hora. El momento exacto en el que me había terminado de alistar. No estaba seguro de si me hacía lucir bien mi nuevo aspecto pero el estilista, que pintó mi cabello, me había confirmado reiteradas veces que me hacia ver apuesto el cabello oscuro y corto, además de darle una sutil elegancia a mi persona.

Levemente, alcancé mi mano hasta mi gruesa bufanda y la alcé hacia arriba para cubrir mi nariz helada. De verdad, estaba comenzando a hacer demasiado frío, más que otras navidades y eso me hacia pensar que tal vez no sería una buena idea pasar esta navidad afuera. Aun así, me había dejado guiar por Nala hacia el parque porque, además de que ese había había mi plan inicial, había quedado con Jungkook y no pensaba fallarle. Tal vez luego podría sugerirle ir por un café o a algún lugar en el cual refugiarnos por un rato.

No quería quitarle demasiado tiempo.

Así que aquí estaba, sentado en uno de los banquillos del parque, esperando a ese chico risueño que últimamente hacia latir con rapidez mi corazón.

No estaba seguro de cuando fue el momento exacto en el que Jungkook empezó a causar ese efecto cálido en mi, pero solo había ocurrido y ahora solo tenía en mi mente la indecisión de si realmente quería detener aquel sentimiento o si debía dejar que siguiera creciendo.

— Nala, ven aquí —llamé con suavidad.

En solo unos segundos, pude sentir la suavidad de su pelaje en las yemas de mis dedos y sonreí ante ello. Definitivamente, habían hecho un gran trabajo con ella en la peluquería. Esperaba que también lo hubieran hecho conmigo, quería causar una agradable impresión a Jungkook. No recordaba con gran claridad como me lucía el color oscuro. Había veces, que con el pasar del tiempo, mi rostro se comenzaba a distorsionar en mi mente pero no había mucho que pudiera hacer al respecto más que hacer un esfuerzo e intentar poner buena cara al respecto.

Dejé de divagar en mi cabeza, al sentir aquella colonia dulce y familiar que pertenecía a Jungkook. El perder mi visión había logrado que comenzara a intensificar otros de mis sentidos para poder seguir. Asi que al reconocer la colonia de Jungkook, automáticamente, las comisuras de mis labios se elevaron y pude sentir el movimiento emocionado de la cola de Nala golpeando repetidamente mi pierna, al reconocerlo también.

— Hola, pequeño.

Lo oí saludar con voz jadeante, lo cual me resultó extraño pero decidí no preguntar aún. Segundos después, pude sentir el movimiento que hizo al inclinarse para alcanzar acariciar la cabeza de Nala.

— Hola a ti también, preciosa.

— Hola, Koo —intento saludar con normalidad, sin dejar que mis nervios intervengan.

Pude notarlo moverse nuevamente a mi alrededor, hasta que logré sentir su calor al sentarse a mi lado y extender su mano hacia la mía. Se encontraba tibia, suave y familiar.

— Lo recordaste —sonrío y presiono levemente su mano.

— Pues claro que si, sé que necesitas mi mano para reconocerme —menciona risueño—. Además que te hace sentir más cerca de con quien estás.

Asiento con mi cabeza.

— Así es —menciono tímido—. Pero también es por otra razón.

No sabía de dónde saqué la valentía para agregar aquello pero con solo ver su pequeño y significativo gesto conmigo, como tomar mi mano sabiendo lo que eso me hacia sentir fue... bonito. Tal vez si dejaría que el sentimiento en mi interior por él, creciera.

Warm • KM auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora