¿Ahora te importo? (Actualización Lenta)

Capitulo III: Cómo vivir en un hogar

Hipo descansaba en la carpa de su madre, había sido un día horrible, las palabras de su padre resonaban en su cabeza, la mirada de los aldeanos, la decepción en los ojos de su padre, y sobretodo, los nervios de Bocón, debía admitirlo, Bocón era la persona que más quería de Berk o tal vez del mundo, Bocón lo había criado y cuidado desde muy pequeño y enseñado todo lo que sabía de herrería, aunque Estoico fuera su padre, quería mucho más a Bocón, lo extrañaría mucho, pero debía seguir, Hipo se levantó , su madre estaba revisando a los dragones tal vez ayudarla le relajaría un poco. Se cruzó con Chimuelo en el camino, parece que su amigo tampoco podía dormir. Su madre estaba arreglando una prótesis de un Nadder Mortífero, muchos de los dragones tenían prótesis por la falta de un miembro o de algún sentido, por lo que debían estar en revisión constante.
Valka: ¡Ah! ¡Hipo por el amor a los Dioses no me asustes así!
Hipo: perdona mamá, solo vine a-
Valka: ¿no puedes dormir verdad?
Hipo: no... Pero ahora tengo otra pregunta. ¿Cómo siempre sabes las cosas antes de que te las diga?
Valka: dos cosas, al convivir con dragones y que estos no hablen te hace entender más rápido lo que una persona quiere o necesita sin decirlo, además , soy tu madre Hipo, apesar de el poco tiempo que llevamos juntos, no creo que alguien te entienda mejor que yo.
Hipo: supondre que tienes razón, ¿hay algo en lo que pueda ayudarte?
Valka: Hipo, cariño, tienes unas ojeras enormes, debes dormir un poco.

Hipo: estoy bien mamá, enserio.
Valka: hijito, acabas de pasar por algo horrible, debes descansar
Hipo: pero mamá...
Valka: nada de peros. A descansar, iré contigo en un momento.
Hipo: está bien...
Valka entró a la tienda de campaña y se acurrucó junto a Hipo, abrazándo a Hipo suavemente, acariciando su cabeza y tarareando suavemente una canción de cuna.

A los pocos minutos, Hipo cayó completamente dormido, Valka sonrió, cuando estaba embarazada, siempre había pensado en eso, estar con su hijo tranquilamente leyendo un libro o relatando una historia. Tener a su pequeño a salvo entre sus brazos. La vida ni le había permitido eso, pero ahora podía, por fin podía tener a su pequeño niño en sus brazos. Y cumplir lo que siempre había soñado, un vida junto a su familia. Ahora, todo su mundo estaba alrededor de Hipo, en sus sueños también estaba Estoico, pero después de saber que le había pasado a su hijo, Estoico ya no formaba parte de su familia, ahora solo eran Hipo y ella, y los dragones claro. Adoraba que su hijo compartiera su pasión por los dragones, se aseguraría que su hijo aprendiera todo lo que sabía, y lo que no sabían, lo aprenderían juntos.
Apegó a su hijo a su pecho y lo abrazó con suavidad, antes de caer dormida.

Al día siguiente

Valka se levantó a primera hora de la mañana y comenzó a arreglar las cosas y luego a preparar algo de comida caliente para su hijo. Chimuelo se le acercó por la espalda, curioso por la actividad de Valka, y también un poco hambriento, así que le dio un golpesito, haciendo notar su presencia.
Valka: ¿tienes hambre Chimuelo?
Un gruñido afirmativo salió de Chimuelo, el viaje aún lo tenía agotado, Valka le dió un enorme Bacalao que recibió gustoso, es mujer siempre sabía que pescado quería. Pronto llegó Hipo, sentándose en el suelo para comer, una mañana agradable. Pronto iniciaron el vuelo, hacía el norte, muy hacía el norte. Con varios días de vuelo, llegaron a una isla en el norte. Tranquila y pequeña.
Había una pequeña cabaña, claramente su madre ya había estado ahí. Se acomodaron rápidamente, era una isla muy bonita, su madre le decía que la isla no tenía un nombre fijo, pero ella siempre le decía "hogar" o "casa". Ya que era el único lugar en que se sentía a salvo y el lugar donde más pasaba tiempo. Hipo arregló un poco la cabaña, lo ideal para su madre y él. Se sentó tranquilamente, mirando con detalle el lugar. No era tan grande, pero si muy acojedor, podía hacer unos arreglos para que fuera más cómoda, sabía que pasarían ahí unos cuantos meses, pero no le molestaba, estaba muy feliz de estar con su madre. Al fin tenía un hogar.