Capitulos IV: Cómo ser familia

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La mañana llegó con calma, una agradable brisa y un sol impresionante, pero al mismo tiempo, la brisa era frío, la misma razón por la que habían viajado de tan lejos, los dragones lo hacían todos los años, con o sin ellos, buscaban el calor, el pescado y a sus posibles parejas, eso hacía importante la migración, ya que, al volver, ya tenían de una hasta tres crías, dependiendo la especie, pero por mientras, disfrutaban del sol, la comida y la calma de que no hubieran cazadores de dragones, eso fue exactamente lo que notó Hipo al salir de la cueva, los Gonkle tranquilamente acostados patas arriba disfrutando el sol, los Nadder Mortífero jugaban y competían entre ellos, los pequeños Terrible Terror acostados sobre calidas rocas, una pareja de Albañineros ya hacía su nido picando la tierra, Clavagarras bebé molestaban a un Colmillo afilado y Garra trueno. Hipo respiro profundo, eso sin duda se sentía como un hogar. Un Olfateador se acercó amistoso, oliendo cariñosamente a Hipo, prácticamente botando al humano.
Hipo: ¡Ey amigo no eres tan pequeño como para esto! *riendo*
Valka: si que le caes bien hijo. Porrazo, por favor ayuda a Hipo
El CortaLluvias se rió entre dientes, llamando a atención del otro dragón y comenzando a jugar entre ambos.
Hipo: buenos días madre.
Valka: Buenos días Hipo, ¿Que te parece la vida en las islas del norte.
Hipo: es realmente genial, convivir con tantos dragones es maravilloso. ¿Pero como encontraste estás islas?
Valka: es una historia curiosa, cuando Brincanuves me llevó, está fue una de las primeras islas a las que me trajo, aunque en ese momento, era invierno, así que aquí estaba muy helado, me mantuvo aquí unas semanas, en una pequeña carpa, y de un momento a otro, el fuerte frio paró, el sol salió, el hielo se derritió, y las plantas surgieron, las flores brotaron y los dragones llegaron, entonces entendí, que esté era mi lugar, los dragones me integraron a su mandada, y comencé a viajar con ellos. Y eso mismo, haremos tú y yo.
Hipo: así es, ya tengo una idea de lo que quiero hacer.
Valka: ¿Y eso sería?
Hipo: quiero viajar, conocer a todos los dragones, estudiarlos y protegerlos, anotando como hacer sus prótesis y cuidarlos adecuadamente. Sin forzarlos a quedarse, claramente. Cómo un libro de los dragones, pero correcto.
Valka: suena como el plan de una vida hijo y estoy dispuesta a ayudarte, podemos viajar por todo el mundo, conocer lugares nuevos, ¡y dragones nuevos! Con tu diario, podríamos por fin convivir en paz con los dragones.
Hipo: si... Lastima que seamos los únicos que conviven con dragones.
Valka: eso no es del todo cierto, en mis viajes, he conocido personas y tribus que conviven con los dragones, los admiran y respetan como las criaturas vivas que son.
Hipo: ¿Enserio? ¿Hay más como nosotros?
Valka: así es, aunque me temo, que hay quienes lo usan para mal que para bien. Cómo pronto vas a descubrir cariño.
Hipo: bueno, siempre es así. Hay un lado bueno y un lado malo.
Valka: así somos los humanos, y así son los dragones. Y así seremos siempre, ¿No lo crees hijo?
Hipo: así es... Lastima que no se pueda hacer algo más.
Valka: no puedes cambiar a todo el mundo, pero si enseñarles aunque sea un poco, a ser mejores.
Hipo: ah... ¿Sabes? Creo que tienes razón mamá, debemos poder hacer algo.
Chimuelo apareció de la carpa, gruñendo de alegría al encontrar a su amigo y sentándose al lado de Hipo, escuchando con interés la conversación de ambos humanos.
Hipo: buenos días Chimuelo, alguien durmió bien anoche.
Chimuelo: *asiente*
Valka: ¿Que te parece si hoy vamos de expedición? Cómo madre e hijo, te puedo enseñar unos cuantos trucos de vuelo.
Hipo: ¡Sería grandioso! Quería analizar que puedo hacer para mejorar la cola de Chimuelo para que sea más ágil.
Valka: me gusta esa idea, te diré todo lo que se sobre los furia nocturna, ¿Te parece?
Hipo: ¡Si! ¿Que estamos esperando?
Valka: un poco de calma hijo, aún debemos empacar unas cuantas cosas para pasar toda la tarde explorando.
Hipo: ¡Voy!
El delgado joven salió corriendo, buscando su bolso y guardando agua y pescado, además de su libreta y lápiz, su madre lo miró riendo, su hijo se parecía mucho a ella, con su energía por saber algo nuevo. Empacó tambien unos cuantos pescados para Brincanuves, y una arma, en caso de que la llegarán a necesitar, aunque lo dudaba, la última vez que estuvo ahí, la mayoría de los cazadores de Drago ya habían migrado a otras partes, en busca de nuevas tierras. Si hijo volvió a su lado, con pura emoción en sus ojos, a su lado, Chimuelo, con su arnés y silla completamente listos, Brincanuves no tardó en aparecer, aunque sin una silla, jamás lo había intentado. Los cuatro volaron, siguiendo la línea del horizonte, o al menos de lo que veían, por la espesa niebla, Hipo iba bastante perdido, no tenía idea de cómo se guiaba su mamá en el ancho mar gris, los vikingos seguían el sol, las estrellas y el viento, pero en ese momento no había nada de eso claro, apenas podía ver a su madre, solo una sombra oscura.
Hipo: ¿ma...? ¿Adónde vamos?
Valka: tú tranquilo hijo, ¿De casualidad Bocón no te contó de un dragón echo de puro hueso, que lo atacaba cada cierto tiempo?
Hipo: ni lo menciones, cuando cuidaba de mí en la forja no se callaba sobre eso.
Valka: me temo que también me tocó escuchar esa historia, más veces de las que desearía, pero tiene algo de verdad en toda esa historia.
Hipo: ¿El tesoro?
Valka: en parte si, el tesoro es real
Hipo: ¿Entonces iremos a buscar un tesoro?
Valka: así es, y te mostraré algo más, te va a fascinar.
Al bajar en una isla,un rugido llamó la atención, y un gran dragón, hecho de puro hueso, se acercó a ellos.
Valka: hijo, te presento a Rompehuesos.

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