The Monster Hunters

Capítulo 4: El señor Omumero

Bianca se había alzado de puntillas para poder tocar el timbre, si llame a la niña de cabello blanco Bianca, que original que soy de repente por sí solas las puertas se abren, en el interior se ve un largo pasillo con una alfombra de color negro con los bordes dorados, las niñas entran y empiezan a caminar por el largo pasillo, yo empecé a seguirlas, llegamos a una habitación donde había una mesa rectangular muy larga en el lado derecho de la mesa se encontraba sentado un hombre como de unos veinte años que parecía ser un doctor, sus ojos eran totalmente blancos y su cabello era de un rosa neón extremadamente brillante, a su derecha había una muchacha con el cabello altamente largo y rizado, la cual parecía estar viéndome feo, digo parecía ya que según yo era ciega ya que al igual que las niñas no tenía ojos; de pronto una voz grave se escuchó, “buen trabajo niñas veo que han traído a nuestra invitada a salvo” al lado izquierdo del que parecía ser un doctor, un hombre alto como de un metro con noventa y cinco centímetros, nos veía a mí y a las niñas “por favor tomen asiento” el señor era ese tal Omumero vestía un traje negro con blanco pero su corte de cabello era más del tipo rebelde, estaba rapado en una parte de su cabeza y de su nuca salía una larga trenza. Cada uno de ellos se presentó el que parecía ser un doctor en realidad si era un doctor, pero después se transformó en un monstruo lo raro es que seguía conservando todos sus recuerdos de medicina dijo que se llamaba “me llamo Iván Rodríguez, pero puedes decirme doc.” La chica dijo que se llamaba “me llamo Kakeo Sasaki”, “lindo nombre”, le dije “tch idiota”, sí que era fría. Después de eso el señor Omumero, me explico la razón de porque estaba en la guillotina, “como que soy un monstruo” mi cara de seguro estaba completamente pálida, “si eres un monstruo, bueno mitad monstro. Veras tu cuerpo no solamente tiene tu alma Tamara si no también la de Aramat la cual sería tu versión monstruo”.

“¿Aramat?” pensé en mi mente “si estos idiotas solo pusieron tu nombre al revés” Sasaki de verdad era odiosa; de repente empecé a oír el pitido, pero esta vez era más fuerte tanto que termine llorando, “muy bien creo que es hora de que te algo para ese horrible pitido” el Doc. me toco el hombro y nos fuimos a una habitación la cual parecía ser su consultorio.