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Me levante sobre las seis y media de la mañana, hoy era sábado y tenía que estar en la cafetería a las ocho. Me di una ducha rápida, me vestí con mi uniforme y baje a la cocina a desayunar algo. Pasaba de maquillarme, era muy temprano y me daba mucha flojera. Eren seguramente estaría durmiendo, ayer tuvo turno en la discoteca y llegó al amanecer como todos los fines de semana.

Termine el desayuno tranquilamente y revisé la hora. Eran las siete y cuarto así que aún tenía algo de tiempo. Mía estaba dormida en su pequeña camita y me comprobé si tenía comida, vi que si y me fui a mi habitación a por mi bolso.

 Comprobé si tenia todas mis cosas dentro de mi bolso en el ascensor y salí de este una vez que las puertas se abrieron en la ultima planta. Le di los buenos días al portero como de costumbre y salí del edificio para ir caminando a la cafetería. El trabajo no me quedaba muy lejos, podía ir a pie, así que me puse mis auriculares escuchando algo de música y prendí un cigarrillo cuando vi que estaba algo lejos de casa. Eren no sabia que yo fumaba y si lo supiera no creo yo que viva para contarlo.


Había pasado una semana y no había vuelto a tener contacto con Jean. Le envié un mensaje al día siguiente de dejarme en casa y no respondió. En la universidad no lo veía por los pasillos como de costumbre y empezaba a preguntarme si acudía a clases. No quería darle muchas vueltas al tema pero empezaba a preocuparme. Le pregunté a Sasha y ella me dijo que no había hablado con él en estos últimos días.

Tenía pensado llamarle y preguntarle cómo estaba, también que me dijera porque desapareció así tan de repente. Pero pensándolo mucho, parecería la típica novia controladora y posesiva que pedía explicaciones por todo y al final acababa decidiendo no llamarlo.

Floch había estado persiguiéndome los primeros días de la semana, intentaba hablar conmigo llamándome o enviándome mensajes de los cuales ignoraba completamente. De la noche a la mañana como si hubiera sido por arte de magia deje de cruzármelo por los pasillos de la universidad y sus llamadas y mensajes cesaron.

Llegue a la cafetería y las puertas ya estaban abiertas con el cartel de "open" colgado.

—¡Buenos días Audrey! —salió de la barra mi jefe con una caja de panecillos en sus brazos.

—Buenos días Erwin, siento haber llegado un poco tarde.

—No te preocupes. Nadie ha llegado aún y además acabo de abrir hace menos de diez minutos.

Le sonreí y fui a dejar mis cosas en el almacén. Salí de este y vi a Sasha entrar por la puerta bostezando. Era muy común en ella llegar los sábados con las sábanas aun pegadas.

—¡Buenos días jefe! —gritó abriendo los ojos y estirándose.

—Vaya ánimos tienes hoy Sasha —Erwin río ante la forma tan repentina de saludar de mi amiga y siguió ordenando unas cajas.

Sasha se fue al almacén a cambiarse y yo comencé a poner todos los servilleteros y los menús en las mesas. Cuando termine Sasha ya estaba en la barra con la baba colgando mirando los trozos de tarta que Erwin estaba colocando en la vitrina para los clientes. Negué con la cabeza divertida y me acerqué a ella dándole un golpe en el brazo para que reaccionara.

—¡Oye!

—No babees tanto que luego tendré que limpiar tu saliva del suelo.

—Es que tienen una pinta... —dijo lamiéndose los labios y haciéndole ojitos a los postres.

Solamente reí por su estupidez y el sonido de la campanita de la puerta nos aviso de que había llegado un nuevo cliente.

Abrí los ojos como platos al ver de quien se trataba. Jean acompañado de Connie y Niccolo se presentaron en la cafetería. Connie y Niccolo hablaban entre ellos y Jean se quedaba atrás mirando su teléfono, desinteresado y completamente ajeno a lo que hablaban los otros dos. Se acercaron a la barra y Sasha sonrió al ver a Niccolo. Antes de que alguno de ellos pudiera verme, di la vuelta casi a gachas tras la barra y me metí en la cocina abriendo la puerta torpemente. No quería quedar en ridículo después de que el había ignorado mis mensajes, ahora que el había aparecido aquí como si nada, ni loca iba a hablarle.

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⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

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Unromantic || Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora