En una típica misión en dúo, Tanjirō es hechizado por una técnica demoníaca, ahora tiene un sentimiento abismal que hacía arder su corazón, por lo cual haría todo lo que una persona enamorada haría, besar a su mejor amigo cada vez que tuviera la opo...
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El amor es una química indescifrable, cada pequeño detalle era crucial para alegrarle el día a tu medía naranja y para Zenitsu darle regalos a Nezuko se estaba volviendo habitual. Era un rubios cariñoso con las mujeres llegando a ser algo acosador, y pues una hermosa Kamado pudo cautivar su corazón en unos segundos de conocerla, pues su sonido era una canción de cuna solamente para el tímpano de Zenitsu.
Inosuke se encontraba con Zenitsu escribiendo algunas cartas misteriosas para sus compañeras. Era bien sabido que Inosuke no tenía la habilidad de escribir lo cual hacía que su carta no fuera muy seria y entendible, pero el sr divertía.
Por el otro lado Zenitsu tenía que hacer varias repeticiones a su carta llenando la papelera de hojas arrugadas, quería hacerlo oficial con Nezuko y para eso su carta debía de ser perfecta. Para su desgracia ningúna pudo llegar a sus estándares irritandolo un poco.
«Porque es tan difícil, lo he intentado cada madrugada y no puedo hacer mi declaración aún» Zenitsu estampó su rostro contra la mesa desalentado, Inosuke lo miraba con pena, el había hecho su carta de una y estaba lista para ser entregada. El azabache se levantó de su asiento metiendo su mano a la papelera sacando los borradores de la declaración totalmente al azar, cuando saco una bola de papel llamo a los cuervos mensajeros silbando con sus dos dedos en su boca otorgándole las cartas en las patas de las aves para después ver a los animales irse.
Zenitsu miro sorprendido el acto ajeno pero también estaba preocupado y mucho, trató de parar a Inosuke antes de envíar las cartas pero los cuervos ya estaban volando, estaba enojado con el, este no era el plan que tenía desde 6 meses y como era de esperarse la carta estaba incompleta y arrugada, le faltaba el nombre de Nezuko para que ella la recibiera y habían múltiples manchas de tinta por toda la hoja.
Tanjirō estaba en el consultorio médico, shinobu estableció reglas de distancia para no tocar a Zenitsu y si lo llegaba a hacer comería los restos de la comida por una semana. Pero para su consolación llevaron a su hermana con el para alegrarle su estancia cerrando las para que a esta no le diera el sol. Dormir en la clínica era calmado, era el lugar más cercano a los campos de cigarras y los podías escuchar cantar por las noches, salía unos momentos para bañarse en el agua termal y volver al consultorio.
Las manos callosas de Tanjirō acariciaban el cabello de Nezuko intentando trenzar este sosteniendo una linterna con sus dientes para ver mejor su trabajo. El no sabía peinar a su hermana pero ponía empeño en eso y como era de esperarse el resultado salió algo disparatado algo que su hermana le encantaba. El quejido del ave lo alertó pidiendo a Nezuko que se metiera en la caja para poder abrir la ventana y recibir al cuervo. Unos de los papeles ahora se encontraban en sus manos leyendo pequeña parte de este. Zenitsu era el propietario de este pero estaba en muy mal estado aunque no le tomo importancia, el mismo nombre de su amado lo volvía un tonto. El cuervo intento explicarle para quien era la carta pero Tanjirō cerro la ventana de golpe para que hubiera completo silencio dándole mandando al cuervo a volar por los aires por su fuerza. Sus pupilas se movían de un lado a otro leyendo los párrafos cuidadosamente y por cada estrofa su corazón se llenaba de alegría. “¿te gustaría salir conmigo?” esa fue la última palabra de la nota que hizo saltar de euforia, al fin sus sentimientos por el mayor era correspondidos.
