Esta historia recopila One shots con personajes de Tokyo Revengers, en su mayoría con contenido explícito (actividad sexual, violencia y lenguaje malsonante) entre varones cis, trans u otras identidades, por lo que se recomienda discreción.
× SI NO...
kazutora es un trabajador sexual y conoce a Olivier en otra interminable noche de trabajo. <3
TW: Diferencia de edad leve (18/23), praise kink, lencería, face fucking, masturbación, beso negro, thigh fucking.
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Kazutora nunca se había considerado un chico lindo, ni siquiera normal. Había logrado escapar de su conflictivo hogar a los 15 años y solo había logrado subsistir a base de comenzar a trabajar en burdeles. En Japón la cultura de los burdeles estaba naturalizada y organizada, trabajando en secciones específicas para acatarse a los gustos de los clientes sin importar cuáles fueran. Él trabajaba en una zona de chicos, chicos especiales... chicos femeninos o popularmente llamados Femboys.
Olivier por otro lado era un hombre bastante común exceptuando por ser biracial, se encontraba en su segundo año universitario y era estudiante de artes plásticas en una buena universidad, un hogar común y un par de madres ridículamente cariñosas.
El cómo estas dos almas se habían conocido era algo bizarro, los amigos de Olivier le habían insistido hasta al cansancio que necesitaba de una chica linda para soltar el estrés acumulado en sus tensos hombros, llevándolo a aquella zona, el llamativo y brillante Distrito Rojo de Tokyo.
Recordaba claramente aquella noche, con un cigarrillo en la mano y su mirada distraída entre las luces neón, sus ojos se perdieron entre sus muslos lechosos, apenas cubiertos con unas medias negras prácticamente desgarradas y un cardigan blanco oversized apenas cubriendo lo indispensable, una cinturilla negra sobre este y accesorios tintineantes decoraban a la joven que fumaba recargada en aquella pared que daban al malecón principal, el contacto visual que hicieron se sintió como si todo a su alrededor desapareciera, como el vulgarmente llamado amor a primera vista. Cosas en las que él no creía. La sonrisa del joven le hizo sentir un escalofrío recorrer su espalda.
—Eh chicos, creo que yo me les voy. Pasen buena noche sucios —exclamó el universitario, dirigiéndose hacia aquel establecimiento. Sin entender por qué sus amigos se reían tanto de él.
Sin tomarle demasiada importancia, siguió con su camino hacia aquella chica, sonriente.
—Hola bonito ¿Qué tal tu noche? —saludó, la voz de la chica lo había dejado aún más atontado.
—No tan bien, pero creo que tú podrías ayudarme con eso —murmuró acomodando un mechón de cabello detrás de la oreja del menor. Este ronroneando ante la caricia.
—Para tu mala suerte no soy un chico económico, serán 100,000¥ la hora y si eres bueno, tal vez un poco más —.
—Trato, todo por jugar juntos... Dulzura —Kazutora sonrió complacido y besando la mejilla del mayor, lo tomó de la mano listo para llevarlo a su habitación.
...
Entrados ya en la habitación, el menor no dudó en abalanzarse contra el rubio mayor, devorándole exasperado y sin intención de ir lento. No se esperaba que el mayor le separara y lo dejara sentado por un lado de la cama ¿Era acaso de aquellos tipos deprimentes que solo buscaban una charla?
