Ⅰ : 𝐘𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞 𝐦𝐢𝐧𝐞

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Hanagaki despertó, chocando con un ambiente completamente diferente al de su departamento

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Hanagaki despertó, chocando con un ambiente completamente diferente al de su departamento. Su cabeza daba vueltas y aunque tuviera los ojos abiertos lo único con lo que se encontraba era con la oscuridad. No sabía exactamente lo que estaba pasando, no sabía el porqué estaba allí o siquiera dónde era que estaba. Trato de hacer memoria para poder descifrar en donde se encontraba. Lo último que logró recordar era haber sido golpeado con un objeto tras entrar a su departamento y segundos después haber perdido el conocimiento.

Quiso moverse, pero sentía un fuerte amarre en sus extremidades que lo impedía. Sus ojos estaban cubiertos por una venda, dificultando en gran medida su campo de visión. Ante aquella postura no podía evitar que su respiración comenzará a ser irregular y cortante, apenas era capaz de mantenerse consciente y no desmayarse de la angustia que sentía.

«Tal vez ¿esto es una especie de broma? No, claro que no, que absurdo pensar en eso.»

Pensó que sería buena idea engañar a su cerebro para que así se calmara y pudiera razonar de una mejor manera, sin embargo, no lo logró, en cambio, fabricó la idea de que alguien lo estaba observando y no pudo evitar sentirse de esa manera, lo cual hizo que comenzara a desesperarse aún más.

Comenzó a gritar por ayuda durante unos minutos, un acto realmente inútil, ya que sólo logró percibir que sus gritos hacían eco dentro de la habitación en la que se encontraba, estaba completamente encerrado. Aún así, no perdió la esperanza de llamar la atención de alguien. Ahora no gritó por ayuda, si no por un intento de captar la atención de sus captores.

—¡Digan algo por una maldita vez!— Estalló en un grito que no tuvo mucho efecto, siendo el silencio la fría respuesta recibida pero rendirse no estaba en sus opciones— !No tengo idea del porqué me están haciendo esto o que es lo que esperan obtener... pero mas les vale que me dejen ir o si no yo... h-hare que se arrepientan!

¿Fue algo precipitado lo que había dicho? Sí, él mismo lo sabía, pero no podía quedarse con la boca cerrada más tiempo.

No paso más de un par de segundos para que se escuchará un ligero chirrido que salió al abrir la puerta de la habitación, dando paso para que una nueva voz surgiera, interrumpiendo su intento de "amenaza".

—¿O si no tu que? —hablo un nuevo sujeto que soltó una pequeña risa sarcástica antes de seguir hablando —¿De verdad te crees capaz de escapar?

Takemichi trago seco al escuchar la voz resonante y eufórica del hombre pasar alado suyo. Al no ser capaz de ver las acciones de aquel quien podría hacerle daño, hacía que tuviera los nervios de punta.

Ya había recibido al menos una respuesta ¿Ahora que debía hacer? La reacción del que pensaba era la mente maestra de su secuestro lo tomó desprevenido. Su mente se quedó en blanco, no era capaz de formular una oración coherente. Solamente se quedó en silencio.

[. . .]

El temperamento del hombre no era el mejor. El silencio de Takemichi ante su presencia le hizo saber que solo trataba de aparentar para poder causar miedo. Cosa que realmente detesta.

—!Responde!, —Retomo nuevamente la palabra — hace unos momentos eras muy valiente, ¿Que?, ¿Ahora resulta que solo eres un bocón?

La fría mano de su captor interceptó su nuca en un fuerte agarre, haciendo que pegara un gran salto. Tenía la intención de defenderse, siguiendo con el juego de intentar ser intimidante pero solo lograba balbucear cosas sin sentido.

—Y-yo no... no...

No quería admitirlo, pero realmente tenía unas ganas inmensurables de romper en llanto y suplicar por su vida.

—Ni siquiera eres capaz de hablar ¿Y así crees que podrás hacer algo? — Nuevamente esa risa eufórica salió de la boca del hombre— ¡Que patetico!— gritó, después sacó un arma que tenía guardada en su pantalón y comenzó a pasar la punta de está por el rostro de Hanagaki— No quiero lastimar al nuevo juguete del Rey pero realmente eres desesperante.

Su corazón estuvo apunto de explotar al escuchar cómo es que el arma era cargada y de nuevo puesta en su rostro, pero las dudas lograron distraerlo lo suficiente para aún seguir consciente.«¿Juguete?, ¿Rey?, ¡¿De qué diablos está hablando este tipo?!»

Pero antes de que pudiera hacerle algo la puerta volvió a abrirse, dando paso a una tercera voz.

—¿Qué estás haciendo, Sanzu?, lárgate.

La voz de esta nueva persona era completamente diferente a la del loco que tenía su vida en sus manos. Era apagada, lastimera y sin vida. Sonaba igual a la de una persona en su lecho de muerte, lo cual hizo que Takemichi sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo.

— Mikey... — susurró Sanzu enfático.

Ver a su jefe siempre hacía que empezara a sentirse en el cielo sin necesidad de sus pastillas, regresandole la relajación que necesitaba. No tenía intención de hacerlo enfadar así que solo se dedicó a apartarse del chico, meramente, y sin decir alguna palabra, salió de la habitación.

Para este punto Takemichi ya estaba apunto de sufrir un paró cardíaco. Lo único que quería saber era el porqué estaba allí y si al menos lo dejarían ir.

Decidió rendirse en su intento de ser intimidante, era muy obvio que no lo llevaría a nada, dando de una vez por todas paso a sus ojos para que comenzaran a cristalizarse.

—N-no quiero problemas— suplico Takemichi. Su voz entrecortada lo hacía sentir aún más patético, sin embargo, era mejor que tratar de mantener ese papel de seguridad— ¿Por que están haciéndome esto? E-es lo único que quiero saber.

No recibió respuesta, en cambio, sintió como era que la venda que yacía en sus ojos era retirada, dando paso a que la oscuridad que antes veía fuera opacada por el rayo de luz de una lámpara que colgaba del techo.

El brusco cambio de luces hizo que entrecerrará sus ojos, y al abrirlos completamente se encontró con la imagen de un hombre de complexión delgada (diría que demasiado), sin que la altura lo ayudara en mucho, teniendo el cabello igual de blanco que su piel. En el rostro no portaba ni una sola gota de alguna expresión. Llegando a ser aún más escalofriante la manera en la que sus ojos admiraban a Takemichi.

Este sujeto dirigió su mano hacia el rostro de Hanagaki, colocándola en una de sus mejillas.

—Ahora me perteneces.

—¿Q-que?

—¿Q-que?

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𝙏𝙝𝙞𝙨 𝙞𝙨 ¿𝙡𝙤𝙫𝙚? 【Mɪᴛᴀᴋᴇ】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora