Se levanta un lunes

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Se levanta el lunes y con él nacen y mueren esperanzas. Se levanta el lunes, junto a un sol intenso, o una espesa neblina.

Junto a él, algunos se levantan y alzando el polvo del piso donde reposa su cama dan señales de vida. Algunos otros quizá solo se moverán al otro lado de la cama y permanecerán en reposo, sin inmutarse, en un domingo perpetuo.

Junto con el lunes se abren ciclos, se cierran otros; se despiertan preocupaciones que en un fin de semana permanecieron en reposo, y al mismo tiempo, se acurrucan en lo más profundo del alma otras que despertarán un viernes en la tarde.

Y esta semana reirán algunos, llorarán otros y hay quienes, sencillamente, no sentirán nada. Porque es bien sabido que para unos la vida es mágica, para otra trágica y para otros es tan solo un cúmulo de horas transcurridas que, simplemente, no llevan a ninguna parte.

Pero aun así, unos desde la luz y otros desde la oscuridad, lucharemos todos contra nuestras tempestades (o nos hundiremos en ellas), o con suerte disfrutaremos de aquellos preciados momentos de paz dónde las preocupaciones se esconden en el tártaro y aprovecharemos de reírnos un rato.

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