°•enséñame como amar•°

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Eran las 12:23, un día martes por la mañana. La escuela Elmore estaba en completo silencio debido a que todos los alumnos se encontraban en sus clases...excepto por un chico.

Julius. Un chico rebelde de piel blanca y cabello gris ceniza, seguro lo puedan reconocer. El mismo se encontraba en la famosa sala de castigo en la cual ha pasado la mayor parte de su estadía en Elmore

El chico se encontraba de mal humor en una de los tantos pupitres que habían en aquel salón mientras jalaba de su largo cabello y susurraba maldiciones al aire. ¿Cómo llego ahí? Simple...el y su grupo de amigos se organizaron para entrar a la oficina del director Brown y modificar algunas calificaciones, Julius no era alguien de malas calificaciones pero lo haría por sus amigos y porque le gustaba la adrenalina que corría por su cuerpo al hacer aquellas maldades

Finalmente el plan de aquel grupo no salió como ellos esperaban y finalmente fueron atrapados por el mismo director. Julius pudo haberse salvado si no fuera porque el resto del grupo lo culparon para salvar su pellejo, lamentablemente el director creyó aquello ya que se podría decir que Julius era el que más mala reputación tenía de entre todos los del grupo

Y así fue como llego (otra vez) a la sala de detención. Julius podía estar seguro que el director Brown ya había hecho un reporte y habría llamado a sus padres, ahora mismo Julius jalaba de su cabello furioso mientras buscaba una excusa que darle a sus padres ya que llegando a casa le esperaba una MUY GRANDE regañada

Entre aquellos insultos y maldiciones se escuchó otra voz, aquella voz que Julius odiaba, no no no, aquella voz que DETESTABA.

-hola Julius! - un chico de cabello naranja y piel morena se adentro a aquel salón dando pequeños saltitos. Julius suspiro y bufo al confirmar que Darwin Watterson se encontraba en aquella habitación junto a él

-que mierda haces aquí? No deberías estar en clases o algo así? - pregunto el mayor con tono desinteresado, no estaba de humor para conversaciones ni visitas, mucho menos del ser mas irritante del mundo. Darwin se acercó a su pupitre tomando asiento en la silla que estaba delante de Julius

-vine a visitarte! - dijo el menor alegremente - estaba de camino al baño cuando me tope con tus amigos y escuché que te habían castigado, así que decidí venir a acompañarte - el mayor lo miro con su típica mirada de pocos amigos, mirada que no causaba ni una sola pisca de miedo en el moreno

-pues no necesito visitas. Ahora lárgate - Darwin hizo caso omiso a las palabras del mayor y bajo su mano hasta sus pantalones de dónde saco una paleta la cual ofreció a Julius. Hace unos días encontró al mayor comiendo una, y supuso que serían de su agrado - que mierda es eso? - pregunto el mayor al ver la paleta

-es una paleta! Duh - dijo obviamente el menor. Julius miro la paleta con una cara de disgusto, tampoco se dió la molestia de tomarla - vamos, se que te gustan - la sonrisa de Darwin no se iba en ningún momento, lo cual iso incomodar levemente al mayor - vamooos! Se me cansa la mano!! - protesto Darwin aún ofreciendo la paleta, Julius maldijo por lo bajo y arrebato el dulce de las manos de Darwin, saco la envoltura de aquella paleta y la llevo a su boca de manera violenta

-contento? - pregunto Julius enojado, otra vez se dejó llevar por las peticiones de Darwin, el mismo le dió una sonrisa de triunfo y satisfacción mientras asentía con su cabeza

-bien, debo irme o la señorita Simian se dará cuenta de que no fui al baño. Espero tu castigo acabe pronto! Nos vemos!! - el menor se levantó de su asiento mientras salía corriendo por la puerta, Julius siquiera se molestó en despedirse, no estaba de humor para eso

Se quedó meditando algunos segundos mientras la paleta llenaba sus papilas gustativas de un suave y dulce sabor a fresas, en aquel momento recordó que la paleta había sido un regalo de Darwin y comenzó a pensar....."porque es tan bueno conmigo?" Su cabeza se llenaba de preguntas sobre el moreno ¿Porque era tan amable con el? ¿Acaso lo consideraba su amigo? Pero si el siquiera era capas de devolver el saludo, solo se quejaba de su presencia y lo insultaba cuando tenía la oportunidad, entonces....¿porqué Darwin seguía a su lado aún?......los pensamientos de Julius fueron detenidos cuando la campana del almuerzo resonó por toda la escuela. Se levantó de su asiento y se encamino a la cafetería mientras colocaba sus audífonos en sus orejas para escuchar música