Solo se vive una vez.

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Se encontraba en la cocina preparando el biberón de su hijo. En unas horas partiría de vuelta a tailandia para visitar a sus hermanos, no le agradaba la idea pero su bebé necesitaba conocer a sus tíos.

Después de un tiempo se dio cuenta que Jaebeom era el único amigo fiel que le quedaba, a pesar de lo que había pasado en ellos. El mayor le lloró pidiéndole que no se fuera, que se quedara pero una vez le explicó lo sucecido entendió todo.

Salió de la cocina y se encontró con la mejor escena que pudo a ver visto en su corta/larga vida. Su bebé se encontraba parado por su propia cuenta e intentaba llegar al sofa a pasos torpes, cuando el menor llegó, el tailandés no lo dudo ni un segundo y chilló emocionado para correr hacia su hijo, lo cargó y llenó de besos su rostro, diciéndole lo feliz que estaba porque estaba aprendiendo a caminar.

El bebé solo reía sin entender pero los besos que le daba su mami le hacían cosquillas. El momento se vio interrumpido por el timbre del departamento, a lo que asustó al menor y se quedó estático sin saber que hacer.
No podía ser Jaebeom, el tenía llave y por lo tanto podía entrar en cualquier momento.

Para seguridad, llevó a su bebé a la habitación pidiéndole que no hiciera ruido y el niño solo se puso a jugar con sus juguetes sin entender la situación. 
Sigilosamente caminó con dirección a la entrada y sin pensarlo, abrió solo un poco la puerta para vereficar quien era.

Sus ojos casi salen de la sorpresa por ver quien se encontraba parado. Ni un movimiento hizo y cuando quería cerrar, el alto se lo impidió poniendo su mano en la puerta.

- Hablemos, porfavor...- su voz se escuchó en un suave y desesperado susurro.

Su voz no emitió ningun sonido, con cuidado cerró la puerta y pensó varios segundo en si era buena idea abrir.
Suspiro cansado y se dijo "tal vez sea la última vez que lo vea".

Abrió la puerta y se hizo a un lado. - Pasa.- dijo con voz sumamente baja. - ¿Algo de tomar?- preguntó una vez el alto se sentó en el sofa. Solo asintió y el tailandés no dijo nada más, así que caminó a la cocina por el vaso de agua.

Regresó con el alto y le extendió el vaso. Nervioso por saber que hacer ahí, hizo la pregunta de manera directa, ya no queria escuchar mentiras y de verdad le inquietaba cual era la razón de porque estaba ahí. 

-¿Porqué estás aquí?- el contario tardó en responder unos cinco minutos temiendo a la respuesta del menor.

-Yo...- lo miró con la cabeza en blanco, viendo que sus ojos no lo miraban con el mismo brillo.- Vine a disculparme, sabía lo que estaba haciendo y joder, realmente te quiero. Jamás pensé en regresar con él, lo quiero pero no de la manera en que lo hago contigo. Tú viniste a mi vida a darle un poco de paz y luz, ese brillo me daban más de una razón y creer que las segundas oportunidades existen.- guardó silencio unos segundos viendo el rostro del menor, sintiéndose un poco aliviado al ver como lo relajaba.

-Traté de entenderte, de verdad que si. Es solo que ya pasé por lo mismo y solo se viven mentiras a traves de palabras. De verdad puedo creerte pero, ¿Qué me asegura que lo que me estás diciendo es verdad?- Yugyeom lo miró sorprendido e incrédulo a la vez.

-¿Crees que quería que descubrieras todo así? Estuve casado, si. Pero no quita el hecho de que siempre hay segundas oportunidades para volver a hacer feliz.- lo miró directo a los ojos.- No era nuestro momento, sin embargo, estoy aquí para hacerte feliz, esta vez lo haré bien porque no esta en mis planes fallarte, no otra vez.

El menor sintió un nugo en la garganta, impidiendo que dijera siquiera una palabra. Lo miró con ojos llorosos y el alto se acercó para abrazarlo con fuerza.

-Bam, no estoy tratando de manipularte ni nada, solo estoy tratando de decir que a pesar de que vivimos diferentes vidas en diferentes épocas, esta es en la que podamos ser felices. Solo recordamos una vida y creemos que solo se vive una vez.- separó un poco el abrazo para observar su rostro, el cual se encontraba con rastros de lágrimas en sus ojos.- Solo vivimos una vez y si me lo permites, voy a hacerte feliz lo que queda en nuestras vidas.

El menor se sorprendio y quedó aturdido por sus palabras. Sin pensarlo dos veces, tomo las mejillas del alto para dejar un pequeño pero significativo beso en los labios contrarios.

-Las segundas oportunidades siempre deberían ser buenas.- susurró contra sus labios a la par que dejaba soltar una risita.

El sentimiento de arrepentimiento no va a pasar por su mente, esta vez dejaría que las cosas fluyeran como tenían que hacerlo, esta vez dejaría todo de lado para sel feliz con su hijo y con Yugyeom. 

***

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⏰ Última actualización: Apr 13, 2022 ⏰

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