ㅤTeyvat está lleno de misterios sin resolver. Uno de ellos es la desaparición del príncipe heredero al trono de Mondstadt, hace miles de años, y otro es la inexplicable existencia de aquel al que hoy conocen como "Aiden".
ㅤTras ser rescatado de un e...
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ㅤExiste un cuento muy famoso alrededor de todo Teyvat. Cada nación tiene una versión diferente de él, pero no quita que todos los niños lo han escuchado al menos una vez.
─... ¡Pero! Cuando el príncipe probó la manzana, de pronto comenzó a tener tanto sueño que ya no podía mantener sus ojos abiertos - decía Paimon, quien flotaba detrás de su viajero en lo que este se abría paso entre las ruinas de la vieja Ciudad de Mondstadt, ahora llamada la "Guarida de Stormterror"─¿Sabes? La historia dice que él fue traído hasta aquí, y que lo escondieron bajo las ruinas para que nadie lo encontrara.
─Este lugar se derrumba con solo tocarlo. Si realmente lo hubieran puesto aquí ¿no hubiera sido aplastado por los escombros?
─Sí, ahora que lo mencionas probablemente no sería una buena idea... ─concordó llevándose una mano a la frente y negando con la cabeza en una expresión preocupada─. De todas formas, cuando el príncipe se quedó dormido, la bruja malvada pronunció muy macabramente "¡Dormirás por cien años...!" ¿O eran mil? ¿O era... para siempre? Ugh, Paimon no lo recuerda.
─Eres pésima para contar historias, Paimon.
─¡Oye! Estoy haciendo mi mejor esfuerzo ─chilló con molestia haciendo un gesto como si diera pisotones en el suelo─. ¿No te gustan las historias de Paimon? ¡Está bien, Paimon no hablará más!
─No, no, continúa ─respondió con una risita, siguiendo también su camino entre las ruinas.
ㅤLa niña hizo un sonido ofendido y luego suspiró.
─Entonces, la bruja maldijo al príncipe con la condición de que solo podría despertarlo un beso de amor puro, porque algo así no existía.
─Esa bruja suena bastante despechada ─bromeó.
─¡Es cierto!
ㅤAether y Paimon rieron dando fin al tiempo de contar cuentos, siguiendo su camino en busca del gran guardián de las ruinas que debían derrotar por encargo. Según sabían había dos en esa zona, así que probablemente debían derrotar al otro primero para poder hacer lo mismo con el segundo. Mientras planeaban la estrategia que usarían fue que el rubio pisó unos escombros que se movieron bajo él; con un sonido de curiosidad miró hacia abajo justo cuando estos se desmoronaban y un enorme agujero se abría en el suelo. Aether cayó por poco tiempo hasta que su espalda chocó dolorosamente contra los cascotes caídos.
